Compartir esta publicación
La cita en Miranda de Ebro no es una más en el calendario blanquiazul. Además de ser la primera prueba de fuego para Natxo González, muchos jugadores están bajo la lupa. Uno de los casos más sonados es el de la redención que tendrá que atravesar Antoñín para volver a la rueda de jugadores disponibles de cara al resto de la temporada.
En la rueda de prensa de presentación del míster vasco, Manolo Gaspar dio el primer toque de atención público desde la directiva. «Antoñín es un chico que lleva mucho tiempo jugando al fútbol, pero que no deja de ser un chaval. Muchas veces uno tiene dudas en al vida y sobre todo en los malos momentos. Esto es peor si se utiliza la pandemia mundial que son las redes sociales».
Una queja la del jugador de La Palmilla -según él mismo no disputaba los minutos suficientes- que no tiene sustento: sus partidos con el equipo ascienden a 19 de 24 posibles, siendo titular en 10 de ellos.
Él es su propio factor limitante, y así lo remarcaba el director deportivo. «Es un jugador que ha hecho cosas muy buenas y que hizo un gran esfuerzo al igual que el Málaga CF para unir sus caminos este año. Nada más, esto es un club exigente para todo el mundo. Para los directivos, para los entrenadores, para los jugadores… y para competir hay que apretar. Antoñin esta en ese momento y si no pasa nada no va a ningún lado«.
Uno de los deberes de Natxo es el de recuperar a jugadores que estuvieran en segunda línea de fuego. De hecho, la labor del técnico vasco podría ser crucial en ese proceso. José Alberto López no era visto con buenos ojos por gran parte del vestuario, y la doctrina del nuevo entrenador podría dar un volantazo a la situación.
Ahora toca al jugador, a través de su esfuerzo, dar el paso adelante. No va a tener mucho margen de error después de sus actitudes en redes y ante la directiva y el anterior cuerpo técnico, pero aquí la afición es soberana. La redención de Antoñín, antes de ir a La Romareda y volver a La Rosaleda, pasa por Anduva. Vuelta al trabajo desde ya para ganarse un hueco una vez más.
Antoñín controla una bola en La Rosaleda | MCF