Leganés tiene aún que definir su situación definitiva en la competición. Hace unas semanas parecía clara su permanencia en la categoría de plata y, a falta de dos jornadas, aún debe certificarla. Hay muchos equipos implicados en la lucha por no acabar en uno de los cinco puestos finales de la clasificación. Todo puede cambiar y, por ello, este oponente se convierte en más peligroso al necesitar los puntos en su visita a la Ciudad de Los Dólmenes.
La campaña ha estado llena de altibajos. Dos victorias y un empate, en 12 jornadas, propiciaron la destitución de Diego Gacimartín y la llegada de Rubén Barrios al banquillo. El cambio no se notó hasta la segunda vuelta. 9 encuentros sin perder permitieron al cuadro pepinero salir de la zona de peligro. Luego, en los cuatro compromisos siguientes, perdió dos, ganó uno y empató otro. Unos resultados que le tienen en la 13ª posición con 40 puntos, uno por encima del descenso.
No hay ningún adversario cómodo en la Segunda Divisón de este curso y, todavía menos, cuando hay tanto en juego por la parte alta y baja de la clasificación. El traspié con Peñíscola, el único como local desde el inicio del 2022, supone una motivación tremenda para no fallar en el reencuentro con la afición de este domingo. “Último partido de Liga en casa y con muchas ganas de ganar, porque llevamos dos semanas sin ganar, cuando jugamos la última vez, perdimos y tenemos que garantizar la tercera plaza. Estamos trabajando bien y, en los dos partidos que no hemos podido conseguir la victoria, el equipo no se ha merecido irse perdiendo.
Por todos estos motivos y, porque debemos cambiar la dinámica, queremos despedir la temporada regular con un triunfo ante un rival como es Leganés que nos lo va a poner súper difícil al estar jugándose la vida”, explica el preparador. A falta de dos fechas para concluir la participación en el campeonato doméstico, la escuadra antequerana se vuelve a encontrar con dos derrotas consecutivas, algo que no pasaba desde el principio cuando cayó en Alzira (4-3) y en el Argüelles con Ceuta (2-4).
Mucho ha cambiado desde entonces y, ahora, ni el juego ni las sensaciones son las mismas y, además, está completado el objetivo de jugar el play-off de ascenso. “Tenemos la suerte de que habíamos hecho los deberes antes. Ni estamos en crisis, porque el equipo está jugando muy bien, ni la clasificación se ha visto alterada. Una dinámica nueva, pero las derrotas han venido después de un buen trabajo, de haber hecho grandes partidos y no estamos preocupados al estar trabajando y compitiendo el equipo a un gran nivel”, puntualiza. Leganés cuenta con un plantel con jugadores capaces de desenvolverse en situaciones complicadas al haber competido al máximo nivel durante muchísimos años como es el caso del portero Gus, Borja Blanco, Mimi o José Carlos entre otros.
En el aspecto goleador brillan Palomares y Pichi con 18 y 16 tantos respectivamente. Tete, por tanto, se espera a un duro oponente en la 33ª jornada de Liga. “Un Leganés súper competitivo con jugadores con muchísima experiencia en Primera División y se está jugando la vida porque, matemáticamente, no está salvado y vendrá a ganar el partido. Está todo muy comprimido y va a ser un choque de mucha tensión y, como se suele decir, los detalles van a marcar la balanza a un lado u otro y hay que estar muy concentrados y competir bien si queremos puntuar y, sobre todo, lo que nos habíamos fijado de sumar los tres puntos en casa”.