«Una de romanos en La Rosaleda»

Decía Sergio Pellicer días antes del partido ante el filial atlético, que La Rosaleda se había convertido en el Coliseo Romano durante los últimos años. El adiestrador de Nules, el lanista si nos trasladamos a la época romana, espera que los aficionados que acuden a La Bombonera giren el pulgar hacia arriba después de años en los que señala hacia abajo como muestra de desaprobación, y es el equipo, con sus once gladiadores, muchos de ellos faltos de experiencia en la arena, el que está obligado a cambiar esta situación.

En la antigua Roma el emperador tendría la última decisión pero, por fortuna, en la actualidad son los seguidores los que tienen la fuerza para hacer que, definitivamente, el pulgar señale ‘vida o muerte’, y por ahora señala vida. Y lo hace porque en esta ocasión ante el Atlético de Madrid B, los dioses del fútbol se aliaron con los gladiadores que vestían de blanco y celeste en forma de auto expulsión del colchonero N’Diaye, y la cantada final de Iturbe para el gol que rompía el empate y daba el triunfo a los locales. Recuerdo que tras el primer partido en Castellón dije que debemos dar un margen de cinco a Pellicer y a sus jugadores para realizar veredictos definitivos, y ya llevamos dos jornadas.

El juego del Málaga sigue careciendo de ideas, de la verticalidad que haga pensar que en cualquier momento el gol puede llegar o al menos, poner en apuros al portero rival que en esta ocasión vivía una noche placentera, sin sobresaltos, hasta que en el 93’ se convirtió en el protagonista por su error. Iturbe, en tiempos de Roma, ya estaría junto a Ben Hur remando en galeras. Por contra, cada vez que los rivales se acercan a los dominios de Alfonso Herrero, es sinónimo de peligro, o de gol porque pese a los cambios en defensa, el equipo concede y lo paga caro. Menos mal que nuestro cancerbero, cual guardián del infierno en la mitología romana, es hasta ahora el mejor de los fichajes. No quiero dejar pasar la ocasión para incidir en la deficiente confección de la plantilla de la que son responsables el triunvirato formado por Juarros, Pérez y Muñoz, en especial sin el delantero diferenciador que debía llegar antes del cierre del mercado.

Todo ello, provoca que los jóvenes se vean ya cargados de toda responsabilidad a las primeras de cambio. Kevin, Larrubia, Dani Lorenzo y Roberto sin apenas periodo de instrucción, se ven obligados a asumir galones como si de legionarios curtidos en mil campañas se tratase. Las prisas pueden ser malas consejeras pero a pesar de todo, los cuatro tiran de un carro que por momentos, resulta demasiado pesado. Esta victoria, sea como sea, debe servir para dar un empujón a Pellicer y sus jugadores para que este equipo se sitúe al nivel de su afición. Después de los años de disgustos continuados, ver el Coliseo de Martiricos con 19.000 aficionados pone los pelos de punta y hace sentir el orgullo de ser de un equipo al que nunca podrán quitarle al malaguista, esté en la categoría que esté.

Dedicado al escritor e historiador Santiago Posteguillo.

José Manuel Velasco

Onda Cero Málaga

José Manuel Velasco, redactor de Onda Cero Málaga