«Contra el Nástic, contra el arbitraje y contra lo que haga falta»

Los goles de Roberto, quién sino, le dan ventaja en la eliminatoria al Málaga CF, frente a un correoso y ,“tramposo” en su fútbol, Nástic de Tarragona. Los catalanes mostraron todo lo peor que un equipo puede desarrollar sobre un terreno de juego en lo que denominamos “el otro fútbol”. Pero fueron sus armas sobre el terreno de juego del estadio de La Rosaleda y les salió medio bien.

Merced también a un colegiado contemplativo como fue el vasco Palencia Caballero, que en su objetivo de ascender de categoría quiso hacerse el protagonista y demostrar a sus superiores que en un escenario como Martiricos él no se achanta y puede controlar el partido. El resultado fue que escamoteó dos penaltis a los de Sergio Pellicer, uno de ellos clamoroso y el otro más o menos claro mediada la segunda mitad.

Las quejas del técnico del cuadro catalán, Dani Vidal, son cuando menos de chiste. Con un arbitraje honesto el Nastic habría terminado con nueve u ocho futbolistas sobre el césped costasoleño. Repartieron leña a mas no poder, perdieron infinidad de tiempo no descontado después por parte del trencilla, protestaron muchas decisiones arbitrales sin aviso de amonestación siquiera. Su banquillo se enfrentó al público malaguista e incluso intentaron que se anulase el primer gol malaguista mediante una trampa propia de la Tercera División de otros tiempos.

Pese a todo, el Málaga CF aguantó y fue capaz de ganar un envite muy difícil pero que le otorga una renta mínima  que puede que sea suficiente. Y lo digo con más cabeza que corazón. El conjunto Martiricos ha jugado mejor fuera de casa que en La Rosaleda en muchos encuentros. Empatar ha sido uno de los resultados más habituales fuera de casa y por lo tanto hay que tener confianza en que lo conseguirán una vez más, la última en la Primera Federativa si Dios quiere.

Por otro lado, una vez más la afición demostró en las gradas que es extraordinaria, esta vez las fuerzas del orden no permitieron que se repitiese el recibimiento al equipo en la llegada al estadio de hace una semana, pero en las gradas el apoyo fue inenarrable. La Conjura del Ascenso, que planteé aquí hace casi mes y medio, sigue más fuerte cada jornada que pasa, así que confíen en que será posible. Al menos ese pensamiento nos dará cierta tranquilidad hasta la taquicardia futbolística que nos espera en Tarragona.

¡Memoria, Compromiso y Fe!, sobre todo esto último.