Lío en el FC Cartagena: «No soy un ladrón, ni un hijo de puta»

La situación en el FC Cartagena es crítica. Con tres entrenadores en lo que va de temporada, el equipo es colista con solo 15 puntos y a 12 de la salvación. Por lo que, el club atraviesa una crisis profunda. Su director deportivo, Manuel Sánchez Breis, rompió su silencio durante la presentación de los nuevos fichajes, Julián Delmás y Óscar Clemente. En su intervención, reconoció sus responsabilidades, pero también mostró su malestar por el tono de las críticas recibidas en los medios de comunicación y en redes sociales: «No soy un ladrón, ni un hijo de puta».

El ambiente en la rueda de prensa era tenso, pero la situación fue a más al abordar el tema de la baja asistencia en el último partido frente al Real Oviedo. Además de las protestas de la afición contra el presidente y la directiva. «Es cierto que la situación no es agradable, pero nosotros hemos demostrado cuánto nos importa este club. Cada día os empeñáis en sembrar dudas sobre el club, y eso, junto a los malos resultados, afecta a la asistencia al estadio», decía.

Visiblemente enfadado, el director deportivo expresó todo lo que había contenido durante meses: «Llevo bastante tiempo callado. Tuve que eliminar las redes sociales por salud mental… Es increíble lo que tenía que leer cada día. Hay que reflexionar sobre el impacto de las redes. Gente que no me conoce de nada se siente con derecho a calificarme de todo».

«No sé el tiempo que hace que no paso un fin de semana feliz con mi familia. Os leo, os escucho y parece que disfruto con esto. A la gente que no nos conoce de nada la puedo entender, pero vosotros que nos conocéis… Me jode enormemente. Y que se ponga en duda lo que me puede doler este club y el trabajo que se hace a diario me jode una barbaridad. Me podéis llamar inútil, decir que no tengo ni puta idea, que no se fichar… Lo que queráis. Lo acepto porque es parte de mi trabajo. Pero que se pongan en duda otras cosas no lo pienso permitir más. Ni un día más. Soy la misma persona cuando ganamos que cuando perdemos, sólo cambia el resultado. Y no me merezco muchas de las barbaridades que se han dicho de mí«, aseguró.

Recordó los logros del equipo en los últimos cinco años, manteniéndose en Segunda División, y subrayó lo doloroso que es enfrentar críticas despiadadas: «Ni antes éramos perfectos, ni ahora somos unos hijos de puta. No lo somos. Somos personas íntegras y honradas. Quizá seamos unos inútiles que no sabemos hacer las cosas, pero no soy un hijo de puta, ni un ladrón, ni un chorizo«. De esta forma, cerró un acto que reflejó el profundo malestar interno en el club, agravado por la complicada situación deportiva y el distanciamiento con la afición.