«Si el inversor ya está dentro del club, ¿por qué buscarlo fuera?»

He comentado y escrito en varias ocasiones que me parece una buena opción de futuro para el Málaga CF, SAD cualquier inversor que presente un proyecto serio y solvente, siempre y cuando no se trate de Abdullah Bin Nasser Al Thani ni de nadie vinculado a su entorno. Evidentemente, excluyo de ese entorno al presidente del PSG. Y, por supuesto, reitero que lo más conveniente es poner fin, de una vez por todas, a la intervención judicial, agradeciendo a José María Muñoz los servicios prestados en la parte positiva de su gestión —que la hay—, sin dejar de señalar la parte negativa que, lamentablemente, ha empañado la primera. Tampoco vería con malos ojos que, independientemente de quién llegue al club y cuándo lo haga, se mantenga una cierta tutela judicial o un modelo de control institucional. Lo que resulta difícil de entender es que, mientras todo el mundo clama por la llegada de un comprador que invierta en un gran proyecto para el Málaga CF, se le pongan trabas a uno de los socios preferentes y propietario del 49% de las acciones de NAS Spain 2000, la sociedad con mayoría accionarial del club.

En una conversación privada que mantuve con Jamal Satli Iglesias, me trasladó su apuesta firme por la entidad de Martiricos y su intención de impulsar un proyecto inversor ambicioso para desarrollarla. Con las acusaciones de la Fiscalía sobre Al Thani y sus hijos, y el empeño del primero en seguir instrumentalizando la justicia a través de sus abogados, resulta ilógico no aceptar la inversión del otro socio principal, que no ha perjudicado en ningún momento a la entidad malaguista con su gestión. Jamal ya ha ofrecido cinco millones de euros, y otros quince millones adicionales avalados documentalmente, al Málaga CF, SAD.

Pero su proyecto va mucho más allá. Su plan contempla una inversión total de 600 millones de euros, incluyendo su ofrecimiento a las instituciones para colaborar en la construcción —o financiación— del nuevo estadio. Su plan de negocio respalda esta propuesta y ya cuenta con el interés de futuros patrocinadores, gracias a su importante representación institucional en la Liga Árabe, siendo, por cierto, el único europeo y español que ostenta dicho cargo. A estas alturas, con cinco años y medio de intervención judicial —la más larga e inexplicable en un club de fútbol profesional en el mundo—, no tiene sentido seguir dando vueltas.

Si Satli Iglesias tiene el proyecto, los avales bancarios y la voluntad empresarial de hacer crecer un club del que además es propietario, nadie debería impedírselo con excusas de medio pelo o intereses personales. Y si no es así —aunque sinceramente lo dudo—, lo coherente sería que vendiese su parte, no pusiera obstáculos y se apartase. Eso sí, el malaguismo, le pese a quien le pese, siempre tendrá que reconocerle que su gestión, junto con el Plan Director que desarrolló Gonzalo Hervás, salvó al Málaga CF de una desaparición segura en su día. Las cartas ya están sobre la mesa del tablero blanquiazul. Veremos si esta vez prima de verdad el interés general del club y no el de otras personas con poder de decisión. Porque la cuestión de fondo es muy sencilla:
Si el inversor ya está dentro del club, ¿por qué buscarlo fuera?

¡Memoria, Compromiso y Fe! Sobre todo esto último.