
+Es de sobra conocido que Isco, Pellegrini y Fornals regresan este sábado a La Rosaleda. Los vínculos entre blanquiazules y verdiblancos siempre han existido. Y seguirán creándose. Pero, dentro de Málaga, hay una historia que cruza a dos nombres de la actual plantilla del Real Betis: el propio Isco Alarcón y Junior Firpo. Los dos, con dos caminos muy diferentes, pero habiendo llegado a los dos grandes del fútbol español (Real Madrid y FC Barcelona), tienen un punto de partida común en los campos de la provincia boquerona: el Atlético Benamiel. Partieron desde el Tomillar. Y ahora se cruzarán en el Benito Villamarín.
Los dos se criaron en tierra ‘chichilindri’. Isco, natal de Arroyo de la Miel, es cosecha de 1992. En el caso de Junior, que nació en la República Dominicana y siendo un crío se trasladó a tierras malagueñas, es de 1996. No coincidieron en el mismo equipo, pero sí en el mismo club. A día de hoy son dos referencias para cada pequeño que llega a las puertas del estadio Francisco Alarcón Isco, históricamente conocido como el estadio del Tomillar.
Radio MARCA Málaga viaja al corazón del Atlético Benamiel. El estadio, actualmente de obras y pleno cambio de imagen, mantiene con vida sus oficinas. Allí, dos personas que llevan acumulando vivencias en el club durante medio siglo, atienden a la radio del deporte. Las camisetas de Isco, la de su última temporada en el Real Madrid, y de Junior Firpo, con el ‘20’ del Barça, reinan en la charla con Tomás Márquez y Salva Burgos.

Tomás Márquez ha visto todo en el Benamiel. Jugador que ha pasado por la cantera, es jugador que él ha radiografiado futbolísticamente. “Isco es el ‘Maradona’ del club. Nació futbolista. Llegaba al Tomillar todos los días haciendo toques con el balón desde casa. No se le caía. Pasaba gran parte del día en el campo”, señalaba Tomás. A su lado aparece Salva Burgos. Coordinador, presidente, directivo. Lo ha sido todo en el club de Benalmádena. También entrenador. Pudo dirigir tanto a Isco como a Junior.
El Atlético Benamiel ganó las Ligas en todas las categorías en las que estuvo Isco
“Isco siempre jugó dos categorías por encima de la suya. Con él, el Benamiel vivió su época dorada. Ganamos la Liga en Benjamín, Alevín e Infantil. En cadetes, antes de que se fuera al Valencia, nos ascendió a Cadete Autonómico. Dudo que podamos vivir alguna vez más algo así”, rememoraba Burgos con la sonrisa de la melancolía en su boca. Iba muy por encima. El Málaga preguntó insistentemente por él. El Espanyol también lo quiso. Pero él quería mantenerse en su pueblo. Y lo hizo en cadetes cuando le vino la llamada del Valencia.

La historia de Isco es sobradamente conocido. El ‘22’ es la definición de talento personificada. Desde pequeño se le veía algo diferente. Nadie era capaz de arrebatarle el balón. Su carrera lo explico por sí solo. Se fue al Valencia. Allí destacó hasta llegar al filial. De hecho, debuta con el conjunto ché un 11 de noviembre de 2010 en Copa del Rey. Anota un doblete ante el Logroñés con el que pone a Mestalla en pie. Emery fue quién le hizo debutar. Pero fue el mismo que le cerró las puertas del primer equipo. El propio Isco se encargó de abrir el muro del profesionalismo y la élite.
“Estaba con sus padres. Isco les llamó y les dijo que Emery no le quería en el primer equipo. Habla con el jeque que me voy al Málaga”, relataba Tomás Márquez sobre el día en el que se empezó a fraguar la llegada del mediapunta al conjunto blanquiazul. A partir de ahí, la historia se encuentra sola. Isco se convirtió en la estrella y la referencia del Málaga CF que se quedó a las puertas de las semifinales de la Champions. Sus actuaciones ante Zenit u Oporto le brindó la oportunidad de marcharse al Real Madrid.
La época dorada reciente del conjunto blanco tiene a Isco como un nombre importante. Revolucionó desde el banquillo la décima en Lisboa. Mostró personalidad en un año difícil en la undécima en Milán, aunque decidió no lanzar penalti en la tanda. Se exhibió ante la Juventus en Cardiff y repitió titularidad ante el Liverpool en Kiev. Exhibiciones con la selección española como la vivida en Italia en el Bernabéu donde marcó un doblete y convirtió a Verratti en carne de ‘highlights’ de por vida. A partir de la llegada de Solari al conjunto blanco, su carrera tuvo un bache. Con el regreso de Zidane parecía repuntar, pero la pandemia del COVID le hizo desaparecer del mapa blanco.

Al aficionado al fútbol le sigue maravillando lo que hizo, hace y seguirá haciendo Isco con un balón en los pies. Para Jesús Burgos, hijo de Salva y compañero del ‘22’ en el Benamiel, no le pilla de sorpresa. “Lo mismo que hace en Primera, lo hacía en categoría infantil y cadete. Los detallitos los sigue teniendo. Es el mejor jugador con el que he estado, de largo, y yo coincidí con otros grandes jugadores en otros equipos como Portillo”, afirmaba el que, actualmente, sigue siendo el delantero titular en el equipo sénior del Atlético Benamiel en Primera Andaluza.

Él siempre recuerda una anécdota cuando estaban en el Cadete que ascendió a categoría autonómica. Jesús Burgos puso el foco en un árbitro. “Los árbitros no suelen hablar mucho del juego. Pero hubo un día donde justo antes de que empezara la segunda parte de un partido, en el saque de centro, estaba yo para sacar y me dice: «El gordito este es bueno eh». Hasta los árbitros se daban cuenta de su calidad”, recordaba con el gesto cargador de curiosidad quién fuera compañero de Isco.
Después de unos últimos años grises en el Madrid, llegaron sus momentos más duros con el ‘no’ del Unión Berlín ty con su corta etapa en el Sevilla donde llegó a las manos con Monchi. Decidió parar. Ahí encontró, de nuevo, al guía que le llevó al estrellato en Málaga: Pellegrini y el Real Betis Balompié.
Precisamente el Betis fue la guía de Junior Firpo. El lateral dominicano, también extremo zurdo en algunos de sus equipos en el Benamiel, empezó a jugar con 5 años en la escuela. “No tenía ni idea de lo que era un balón de fútbol”, recuerdo entre risas Tomás Márquez. Pero lo que era desconocimiento se convirtió en pasión.
“Con 5 años era un chico introvertido. Sin amigos. Le gustaba estar en casa. Vivía en los pisos de enfrente del Tomillar. Un día fue su padre el que vino con él y nos dijo que se quedara aquí para descubrir el deporte y fuese un lugar para encontrar amigos. Acertó de pleno”, relata el propio Tomás mientras señala una de las primeras fichas federativas de Junior con el Benamiel.

Que Junior e Isco hayan salido del mismo club, no hace que sus llegadas al fútbol profesional hayan sido sinónimas. Al contrario. En edades tempranas costaba imaginarse que el dominicano, chichilindri de adopción, pudiera llegar a la élite. “Costaba pensar en sus inicios que pudiera llegar a la élite. Pero desde el primer día, Junior fue un ejemplo de trabajo. No se perdía ningún entrenamiento. Estaba malo con fiebre y venía a entrenar”, destacaba Salva Burgos que fue entrenador del ex del Barça durante cuatro años.
Si algo destacan de Junior es su carácter. Un jugador de alta competitividad en el campo y con gran personalidad. “Él insistía muchas veces a sus compañeros que iba a triunfar en el fútbol e iba a llegar lejos”, recuerda Burgos cuando el lateral era infantil. Pero, antes, con 10 años, hubo dos personas que sí señalaron que Junior tenía el potencial para llegar a la élite. “Los Hermanos… Carrasco, eso es”, afirmaban al mismo tiempo Salva Burgos y Tomás Márquez mientras hacían memoria sobre el apellido de esos entrenadores.
David y Dimas son de sobra conocidos en el fútbol de cantera en Andalucía. Ellos crearon la web de Fútbol Carrasco que se convirtió en una referencia para crecer y darse a conocer. Ambos hermanos, de parón mientras buscan nuevas oportunidades en el fútbol tras dejar el Ciudad de Lucena en 3ª RFEF, estuvieron durante 15 años en la cantera del Sevilla. Una vez terminaba la temporada realizaban un campus para seguir descubriendo talento por toda la geografía andaluza. Uno de esos nombres fue el de Junior.

“Al final de la temporada hacíamos una selección de jugadores que destacaban, pero que no estaban en canteras punteras como las del Sevilla, Betis o Málaga. Era darle premio a esos chavales con menor visibilidad”, recordaba Dimas Carrasco sobre la época en la que descubrió a Firpo. Ambos hermanos crearon el equipo del ‘Fútbol Carrasco Team’ en categoría alevín. No tuvieron duda de elegir a Junior como capitán.
“Teníamos que hacer selecciones de niños. Teníamos a 30. Y de ahí pasábamos a 12. Y en el caso de Junior nos encajaba muy bien con nuestra filosofía. Era agresivo en campo contrario y en la presión. Y además trataba muy bien el balón. Y después, físicamente, estaba en todos lados”, afirmaba Dimas Carrasco que salió de ese torneo con una gran sensación. “Es un chaval muy alegre, si le cuidan, llegará lejos”, concluían ambos hermanos que un periódico que ellos mismos realizaban destacaban al lateral como uno de los cuatro mejores jugadores de la concentración.
Ese cuidado lo mantuvo el Benamiel. Había épocas, que parecen inentendibles en la actualidad, en la que los jugadores duraban más tiempo en su club de origen. Fue el caso de Junior que se mantuvo en el conjunto amarillo hasta la edad juvenil. Durante esas épocas también hizo que el cuadro del Arroyo de la Miel ganara títulos en categorías inferiores. “Con él, nosotros ganamos varias veces al Málaga CF. Nos solíamos jugar las ligas con el Fuengirola Los Boliches. Ellos tenían a Harper y Pozo. Y ganábamos. Ahí contar con Junior era muy importante”, afirmaba Salva Burgos.
Junior estuvo en el Benamiel… ¡hasta Juveniles!
En la edad de juvenil, Junior puso rumbo al CD Tiro Pichón para jugar en División de Honor. Allí se fue con Scott. Amigo y compañero del fútbol que sigue manteniendo en el día de hoy. De familia inglesa, Scott, al igual que Junior, cuenta con dos hijos y ha encontrado trabajo como profesor en Bournemouth. Ahora se encuentra pasando unos días de vacaciones en Benalmádena. Y también recuerda perfectamente cómo era su amigo en categorías inferiores.
“Era muy serio. Agresivo en entrenamientos. Lo daba todo. Aunque era defensa, siempre le gustaba atacar. De hecho, en infantiles y cadetes, yo era el delantero del equipo y él jugaba de lateral. Me quería quitar el pichichi”, señalaba el propio Scott. Aunque lo que él consideraba una “locura” cuando lo escuchaba, no acabó quedándose muy lejos de la realidad. “Yo fui pichichi con 21 goles. Pero él acabó como segundo máximo goleador con 15”, afirmó con la voz habitual de alguien que realiza una apuesta sobre la que se muestra muy seguro y queda muy cerca de perderla.
Tras un año en el Tiro Pichón, necesitaban nuevas aventuras. Pero las encontraron por separado. Junior se fue al CD Puerto Malagueño. Por su parte, Scott cogió las maletas y se marchó a Inglaterra. Allí firmó por el equipo sub-23 del Bradford City, cuyo primer equipo jugaba en League Two. Después de varios años en el fútbol inglés, este verano ha decidido dejarlo. Ahora hablan unas dos veces al mes. Y Scott sabe que siempre le va a tener ahí. “Es muy humilde y generoso… salvo que le pidas un coche”, mencionaba entre risas el inglés.
En el Puerto Malagueño llegaba el momento para Junior de dar el salto definitivo o quedarse a las puertas como le han ocurrido a miles y miles de futbolistas desde que se inventó el fútbol. “Si no doy el salto, me vuelvo al Benamiel la próxima temporada”, asegura Salva Burgos que le confesó el actual futbolista del Betis en el tramo final del último curso como juvenil. Llegó un partido contra el conjunto verdiblanco donde se salió. Fue el mejor de largo. “Había representantes del Betis en la grada que esperaron al final del partido a cerrar el acuerdo con Junior”, señalaba el propio Burgos. Tras ello, fue cuestión de días su marcha a Sevilla.

A partir de ahí, Junior se afianzó en la cantera del Betis. Donde dio el salto fue con Quique Setién. La formación de tres centrales más carrileros le venía como anillo al dedo. El dominicano siempre ha sido un lateral con alma de extremo. Debutó en Riazor. Lo hizo a un excelso nivel. De hecho, el Betis ganó por la mínima en un tanto donde Junior asistió a otro malagueño: a Loren Morón. Una buena actuación que le hizo afianzarse en el conjunto verdiblanco y ser capaz de marcar a Real Madrid y Barça.
Sus actuaciones en el Betis le abrieron las puertas del Barça. “Si te llama el Barça, no le puedes decir que no”, afirmaba Tomás Márquez rememorando el momento en el que se hizo oficial su marcha al equipo culé. No tuvo los minutos que deseaba. Sabía que la empresa era difícil. Llegaba para competir en el costado zurdo a la sombra de Jordi Alba. No contó con mucha continuidad, pero sí tuvo la oportunidad de compartir campo con estrellas como Messi o Luis Suárez.
Tras su etapa en el Barça se marchó al Leeds United. No comenzó lo mejor que él desearía. Acumuló varias lesiones a nivel muscular y le costó entrar en dinámica. Cuando empezó a dejar mejores sensaciones fue con la llegada de Javi Gracia al banquillo inglés. En ese primer curso, con un estelar Raphinha, actual jugador del Barça, el Leeds se salvó. A la siguiente temporada no pudo evitar el descenso. Pero a pesar de bajar, Junior siguió compitiendo en la categoría de plata de Inglaterra. Al segundo intento logró ascender y siendo uno de los mejores jugadores de la pasada campaña. Tras cuatro temporadas en el Leeds ha decidido regresar a la tierra que le hizo profesional: Sevilla y Heliópolis.

A día de hoy, el estadio del Tomillar presume de dos canteranos de mucho renombre. No es nada fácil que un equipo de pueblo logre que dos de sus jugadores llegan a jugar en los dos equipos más grandes de España. En las oficinas del club guardan como tesoro las fotos, camisetas, dedicatorias y recortes de prensa de los hitos de ambos jugadores. Ahora sueñan con sumar una foto más a ese lugar que ya se puede considerar como un museo. “Esperamos que este año, Isco y Junior, se hagan una foto con sus camisetas del Betis y con la bufanda del Benamiel”, indicaba Tomás Márquez mientras miraba fijamente una foto de Isco en su primer internacionalidad en categorías inferiores con España.
La ‘magia’ de Isco. El ‘sacrificio’ de Junior. Dos ejemplos diferentes que son el orgullo del Arroyo de la Miel y que también dejaron un ‘pellizco‘ en las arcas del club. Crecieron en el Benamiel, se forjaron en los grandes y ahora se reúnen en el Real Betis. “Ambos representan el ejemplo de que se puede llegar a lo más alto de forma muy diferentes. Isco nació futbolista y Junior se hizo futbolista”, concluía Tomás Márquez. Este curso el Villamarín también contará con el alma ‘chichilindri’.