Esperaba este Trofeo Costa del Sol para extraer conclusiones de cara al comienzo de la liga que, como quien no quiere la cosa, está ya a la vuelta de la esquina tras algo más de un mes de preparación. Además, todos aguardábamos la visita del Real Betis para rendir homenaje a personajes significativos en la historia del club como Manuel Pellegrini o Francisco Alarcón ‘Isco’. Cuestiones importantes que al margen del suceso que nos tuvo a todos con el alma en vilo y del que luego hablaré, se vieron superadas por la actuación estelar de David Larrubia, calificada como ‘La Noche de Larru’.
La ocasión fue casi perfecta para el jugador nacido en el barrio de La Luz corroborando la línea ascendente exhibida durante la pretemporada que no es otra cosa que la continuación a su magnífico final de la pasada temporada. Definición, regate, velocidad, desmarques, o recuperación de balón fueron varias de las cualidades que Larrubia mostró ante un equipo de la máxima categoría. De esta manera, el caché del canterano sube como la espuma y los temores a la llegada de una oferta tentadora para hacerle cambiar de aires, se acrecentaban a cada minuto que transcurría esta última edición del Trofeo Costa del Sol. Menos mal que el propio interesado despejó los temores al término del partido afirmando “me voy a quedar”, por lo que todos respiramos tranquilos y esperamos que el ‘10’ sea una pieza clave durante toda la temporada.
Mención aparte merece el único lunar de la noche para Larrubia en la acción desafortunada en la que acabó lesionando a Isco. Son despreciables los insultos que el malaguista está recibiendo por redes sociales cuando él mismo había confesado que idolatra al del Arroyo de la Miel. Larrubia debe aprender de la acción como él mismo ha manifestado, y no se puede comprender que haya quien diga que quiso lesionar intencionadamente a Isco. Ni que decir tiene que le deseo una pronta recuperación a Isco y que tanto el uno como el otro se puedan fundir pronto en un abrazo.
En otro orden de coas, mis conclusiones tras la pretemporada pasan por decir que Carlos López es un complemento de lujo para Alfonso Herrero que, una vez se restablezca de su brecha en la cabeza, a buen seguro volverá a la titularidad.
En cuanto a la defensa Puga, Pastor y Víctor García parecen tener ventaja en el ‘once’ en el que, particularmente, incluiría por delante de Galilea al debutante Montero, muy solvente durante los minutos en los que estuvo en el césped.
En la medular todos sabemos que Luismi es clave para Pellicer, quien también ha otorgado los galones a Izan Merino del que ya expresé que puede estar ante la temporada de su consagración. Joaquín y Larrubia son fijos en las bandas. Por último, Dotor, aunque con ciertas intermitencias, es capaz de hacer grandes cosas como el pase del primer gol frente al Betis.
En cuanto a la delantera y con Eneko fuera de combate por lesión, Adrián Niño parece tener asegurado su puesto de inicio frente a un Chupete que seguirá luchando por hacerse con la titularidad (no hay nada mejor para un entrenador que la competitividad entre sus jugadores) A todo esto planteo un debate ¿no es posible que Chupete y Adrián Niño formen en la alineación de inicio? Seguro que Pellicer tiene la respuesta y cada uno de los malaguistas también.
Para acabar quisiera dedicar unas palabras a los Ángeles de la Guarda que con su esfuerzo evitaron una tragedia en las gradas ante el incidente sufrido por un seguidor malaguista. Desde los aficionados vecinos de localidad que reaccionaron rápidamente realizando las primeras maniobras de recuperación y alertando de la gravedad del caso, pasando por los miembros de la Cruz Roja que acudieron a una zona complicada con celeridad, o los integrantes de los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estado, los responsables del club en la materia, etc… en definitiva, a todos los que son invisibles cuando las cosas transcurren normalmente pero que, como este sábado 9 de agosto, pusieron todo su empeño para evitar una tragedia. Gracias por velar por los demás.
PD Algunos deberían hacer examen de conciencia al dedicarse a insultar al equipo rival y a su afición cuando en las gradas se estaba llevando a cabo una labor a vida o muerte.