Pedía Pellicer este fin de semana, y creo que con cierta razón, un poquito de empatía con la situación del Málaga y su enfermería. No le falta razón al entrenador malaguista. Cualquier equipo del mundo que pierda cinco o seis titulares se resiente. No hemos descubierto la pólvora con eso. Lo cierto es que la empatía tiene que ser bidireccional. Tiene que ir de la afición y los medios —los señaló Pellicer en su rueda de prensa— al club, y del club a los medios y los aficionados. Creo que a empatía gana la grada por goleada.
La afición del Málaga y su entorno tiene tanta empatía que ha convertido en cotidiano y normal lo que nunca ha ocurrido en la historia del fútbol mundial: que un club esté, ya casi por seis años, intervenido por la justicia. Ha tenido la empatía de comprender que, con una millonada de límite salarial y las instituciones poniendo el dinero de todos los bolsillos malagueños en el proyecto, el club descendiera a Primera RFEF. La respuesta fueron desplazamientos históricos por su volumen y una Rosaleda llena de fiesta todo el año. Ha tenido empatía para ver cómo vendemos nuestros canteranos por cuatro perras o gratis.
Y ahora se le pide que, después de un verano en el que le han prometido un fútbol más vistoso —lo dijo Pellicer—, una plantilla que gane más partidos —lo dijo Loren Juarros— y un paso adelante en el proyecto —lo dijo Kike Pérez—, la película se parezca peligrosamente a lo del curso pasado y al anterior. Está claro que ocho puntos en seis jornadas no es una mala media; eso sí, es una media que solo supera al Málaga que descendió si tomamos como referencia los últimos cuatro años del club en la categoría de plata.
Pienso que no hay que perder los nervios, y en eso estoy de acuerdo con el club y sus dirigentes. La situación es un poco preocupante si, de nuevo, ponemos las famosas luces largas de las que ya hablé en contracrónicas pasadas. Vienen dos partidos fuera de casa en dos estadios que se nos dan terroríficamente mal y dos partidos ante clubes que, de momento, son candidatos al ascenso como el Dépor y el Leganés. Visto el panorama, no podemos permitirnos estar mucho más tiempo sin puntuar. No es que vayamos a descender seguro si no se ganan estos encuentros, pero el caldo de cultivo y el ambiente que se puede generar sobre este proyecto 25-26 puede ser muy corrosivo.
Habrá que cargarse de empatía de nuevo y mirar al choque del domingo en Burgos con ilusión. Con Juanito en el horizonte y en la mente de todos los malagueños que viajen a El Plantío. A veces no puedo evitar preguntarme —y eso que no lo conocí— qué hubiese pasado si Juanito estuviese con nosotros y fuese nuestro Ferguson o Simeone: un entrenador de época, de lustros en el banquillo de La Rosaleda. Por desgracia, nunca lo sabremos.
Gran artículo Juanje.
Me gusta lo que sugieres al final, has encontrado una forma sutil y elegante de decirlo. No sé si alguien se dará por aludido, espero que sí.