@SuarezRMarca | Se acabó lo que se daba. Los playoffs son otra historia muy distinta a la liga regular. En esta, en la segunda vuelta, el Unicaja fue el tercer mejor equipo tras Barça y Madrid. Pero a la hora de la verdad, los de Plaza demostraron su verdadera versión, la de un equipo decepcionante en los momentos clave, sin líder nato en la cancha e incapaz de ganarse el respeto arbitral. Lo del trío de colegiados y su maltrato al Unicaja es para hacérselo mirar. Pero si los malagueños están ya fuera de la competición no es por eso sino por su propia incapacidad.
Y se vio desde el salto inicial. Por la vía rápida quiso resolver el Valencia la eliminatoria, con un gran acierto desde línea exterior -4/6 en triples- y una muy fuerte defensa que sólo cojeaba en el rebote. Si no llega a ser por el poderío del Unicaja en esa faceta, con Cooley y Thomas como exponentes, el partido ya se hubiera roto a las primeras de cambio. Aun así, el 12-20 de final de cuarto ponía en evidencia a los locales.
De ahí que en el segundo cuarto arrancaran con una exhibición defensiva y un mejor ataque que le llevó, con Suárez y Smith de estiletes, a voltear el marcador con un brutal parcial de 9-0 a 5’39” (21-20). Sin embargo, el esfuerzo lo pagó caro con un 0-10 en contra a 2 minutos del descanso. Al final los de Plaza reaccionaron y dejaron la diferencia, con una canasta de Fran Vázquez sobre la bocina, en 5 puntos en contra (29-34).
Pero tras la reanudación, otra vez surgieron los problemas para los malagueños. Plaza, muy crispado con la actitud arbitral, recibió una técnica que no hizo reaccionar a los suyos. Al contrario, se enfrascaron en una guerra contra ellos que pagó Jackson con otra técnica. Con apenas tres minutos disputados, el encuentro se puso muy cuesta arriba (31-45). Fue el momento del factor Carpena, elevando los decibelios, apoyando como sexto jugador… pero ni por esas se recortó la distancia, que incluso llegó a ser de 19 puntos gracias a la buena dirección de Diot y a los puntos de Stefansson por fuera y de Dubljevic (10 puntos en el cuarto) por dentro.
33 puntos anotaron los de Pedro Martínez en este tercer cuarto por 34 que había sumado en los dos primeros. Espectacular exhibición ofensiva de un Valencia que entró en los últimos diez minutos con +17, 50-67.
Ahí se acabaron las ilusiones. Sólo un milagro podía evitar las vacaciones anticipadas del Unicaja, pero para eso hay que creer. Y en este Unicaja, salvo Kuzminskas y Nedovic, nadie cree. El Valencia Basket es justo semifinalista. Enfrente, un rival que nunca lo fue y que volvió a fallar en una temporada que puede considerarse como un fracaso absoluto.