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@SuarezRMarca | Sandro Ramírez, quizás junto a Jony y a Keko, ha sido uno de los fichajes que más ilusión ha generado en el malaguismo este verano. El proceder del Barcelona, además sin pagar traspaso, y su juventud y proyección le hacían el candidato ideal para ser uno de los referentes del nuevo Málaga de Juande Ramos.
Sin embargo, a pesar de ser la incorporación que más minutos ha jugado, el canario no terminaba de encontrarse en el equipo. Aunque su posición es la de ariete, su movilidad y su forma de jugar, cayendo a bandas, ofreciéndose al centro del campo y sin ser un rematdor puro, le penalizaba a la hora de convertirse en el referente ofensivo buscado. Había marcado dos goles hasta el domingo -ahora son ya tres- pero su juego era demasiado intermitente y sus compañeros no entendían sus continuas diagonales y desmarques. La costumbre de ser un futbolista made in Barça.
Pero ante el Leganés, Sandro explotó definitivamente. No sólo por el gol que marcó sino por su forma de salir al contragolpe, por cómo encarar a los rivales dentro del área, por ese recorte en el que rompió a su par y estrelló el balón en el palo… Fue sin duda su mejor partido como blanquiazul y mostró a Juande y a sus compañeros las virtudes que le acompañan. Es cuestión de acostumbrarse y de conocer sus movimientos para sacar su máximo rendimiento.
De momento, es el Pichichi del equipo con 3 goles en 8 partidos. Podría llevar alguno más, pero seguro que de repetir actuaciones como ante el Leganés sumará más a su cuenta particular.
Sandro celebra el tercer tanto del Málaga