@Pedromartinper || Apareció de la nada y por necesidad. Con la reestructuración de un nuevo equipo para afrontar la Segunda División, allá a mediados al mes de julio, y cuando todavía no había aterrizado ningún ariete a la Costa del Sol, Juan Ramón López Muñiz dio la oportunidad a Jack Harper, que subía con la primera plantilla con la ilusión de convencer al asturiano y lograr el sueño de todo canterano. Poco tiempo tardó, siempre con esfuerzo y trabajo, en agradar al cuerpo técnico. Fue contra el Extremadura y ante el Almería donde se estrenó como goleador en amistosos. Luego vinieron Héctor Hernández, Blanco Leschuk y Koné a completar la delantera, pero el escocés ya era un fijo en el once.
Y en el primer once de liga debutó en partido oficial. Tres semanas más tarde, y casualmente de nuevo ante los almerienses, dio los tres puntos a los blanquiazules con un tanto que define las cualidades del escocés: fuerza, calidad y definición. Pero lo de Harper no se iba a quedar ahí. El Rayo Majadahonda fue la segunda víctima del delantero. Otro 1-0 con gol de Jack, aunque esta vez en el mejor escenario posible, en La Rosaleda. En solo un mes y medio, el de Fuengirola ya les había dado a los malacitanos 6 puntos de los 18 conseguidos.
Aún faltaban dos goles más que sumarle a su casillero particular, contra el Mallorca y Lugo. Ambas dianas también se tradujeron en puntos vitales, sobre todo ante los gallegos, donde marcó el tanto de la remontada. El escocés se perdió el derbi andaluz por sanción, y el Málaga lo echó de menos. El trabajo físico y aéreo de Harper, más los goles del canterano, fue lo que le faltó a los blanquiazules para superar a los rojiblancos. Un escocés que es fundamental en los esquemas y que ha demostrado que en el equipo existe, a día de hoy, una clara `HARPERDEPENDENCIA´.
