Compartir esta publicación
@Pedromartinper | Si hay partidos con distintos olores y sabores, el encuentro del lunes entre Málaga y Osasuna tiene un aroma palpable por larga que sea la distancia, un aroma que hace revolotear mariposas en los estómagos de ambas aficiones, la blanquiazul y la rojilla, un aroma que saca incluso muecas de sonrisas al más nostálgico, el aroma a Primera División.
Y es que el amanecer del próximo lunes no será tan aburrido como de costumbre. Nervios, tensión, ilusión, confianza. Muchos y distintos son los síntomas con los que cada malaguista se despertará el lunes horas antes de uno de los partidos más importantes de la temporada en La Rosaleda, que espera ser un infierno incandescente para los navarros, igual o más que El Sadar en la ida del campeonato.
Aún no se puede hablar de final, aunque el premio a la victoria tenga un valor tan intangible que no se podría medir con trofeos. De ganar el Málaga, pararía en seco el ritmo frenético de los navarros, que llevan siete encuentros sin perder, aunque es de los peores equipos como visitantes de los primeros clasificados. Pero el 2019 de los blanquiazules en La Rosaleda tampoco es sinónimo de fortín y hostilidad, con 6 puntos de 15 disputados. Un duelo de dos conjuntos de los más regulares de la división de plata. El ganador del partido obtendrá tres puntos y la sensación de que la Primera División está un pasito más cerca.
La Rosaleda deberá ser el infierno de los rojillos / diarionavarra