@JuanjeFernandez || Alfred N’Diaye y Keidi Bare se han convertido en la columna vertebral inamovible de Víctor Sánchez del Amo. El preparador madrileño ha utilizado a estos dos futbolistas en el centro del campo desde que llegó y solo ha variado cuando las circunstancias del partido, como el lunes ante la posible segunda amarilla de Keidi en el Carranza, le han obligado a hacerlo. Un doble pivote que ya fue utilizado por Muñiz en otras ocasiones y que ahora tiene un estilo bien distinto. Keidi sostiene la medular y ayuda a dar salida al balón mientras que N’Diaye se ha convertido en el escudero de Ontiveros y sus constantes galopadas hacia arriba.
El mediocentro albanés ha vuelto a dar un paso adelante desde la llegada del madrileño al banquillo. Con Muñiz, no solo había perdido el sitio sino que cuando había sido titular había sido sustituido al descanso del partido. Es más, el canterano del Atlético de Madrid se quedó fuera de la lista de convocados del que a la postre fue último partido del asturiano en Málaga. El nuevo rol de Keidi le ha hecho recuperar el tono físico que había perdido. Ya solo queda que el internacional sub-21 no juegue tan revolucionado, una característica que le está lastrando en muchos partidos y que no da la seguridad necesaria para el puesto.
A N’Diaye se le ha visto jugar de dos maneras distintas. Contra Alcorcón y Mallorca, el senegalés estuvo muy pendiente de cubrir el hueco de Ontiveros, que apenas tiene labores defensivas. Así lo admitía el propio jugador en los micrófonos de Radio Marca cuando era cuestionado por su rol de ‘apaga fuegos’. Sin embargo, en el partido ante el Cádiz, N’Diaye asumió galones de ataque hasta el punto de disparar a puerta en varias ocasiones y anotar el gol malaguista tras un rechace al disparo de Renato. Nuevas consignas para un centro del campo que no parece que pueda tener rival dentro de la plantilla. Con Lacen fuera de forma, Boulahroud falto de calidad y un Erik Morán que, al margen de lesiones, no ha dado el nivel que se esperaba.
