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@Pedromartinper | Primera derrota de la temporada para el Málaga CF. Fue en el campo de uno de los aspirantes al ascenso y con la sensación de que se mereció algo más, pero la realidad es que en este equipo no hay quien marque goles, y así es complicado. Los blanquiazules tienen corazón y compromiso, pero sin fichajes que refuercen a la plantilla es imposible soñar con el ascenso directo.
Con solo una novedad en el once respecto a la semana pasada. No fue Villanueva, criticado por su grosero error en el gol de la UD Las Palmas, sino Pacheco el que se quedó en el banquillo blanquiazul. En su lugar entró un Hugo Vallejo al que le costó en exceso entrar en contacto con balón. Pero como a él, al resto del equipo. Cierto es que el Málaga visitaba, probablemente, el estadio más complicado de la Segunda División, pero el dominio del juego al que acostumbraba el conjunto de Víctor brilló por su ausencia.
Los gerundenses fueron protagonistas en la primera mitad y tuvieron la posesión de balón, no sobrepasaron con continuas jugadas a los malacitanos, pero el déficit de atacantes de los de la Costa del Sol hacía casi imposible inquietar a la defensa rojiblanca. Con Adrián como hombre más adelantado, Alcalá y Juanpe no tuvieron que cubrir a un ariete fijo, por lo que su función se hacía más amena. Sin sufrir en exceso, el Málaga recibió un duro castigo a causa de un fallo propio en defensa. Borja García, a la media hora, filtró un balón entre Diego y Villanueva que aprovechó, casi en la primera acción de peligro, Stuani, que debutó con gol en LaLiga SmartBank. Y esta fue la diferencia. El poder de tener un ‘9’. Y sin ello es un rompecabezas anotar.
Se recuperó del tanto el Málaga con posesiones más largas de balón, apareciendo un Juanpi que volvió a ser el más desequilibrante del equipo, aunque no sirvió para empatar antes de marcharse al descanso. Quizás, el resultado adverso por la mínima fue una de las mejores noticias con las que finalizó la primera mitad. Lo que no fue positivo fue la reacción tras el descanso. Encerrados atrás con un Girona que presionaba con y sin balón. Fue al borde de la hora de encuentro cuando llegó la primera ocasión del Málaga con un lanzamiento desde fuera de Renato Santos.
Pero cuando de verdad llegó la reacción fue con el doble cambio de Víctor. Ramón y Pacheco entraron por Boula y Renato, y, casualidad o no, el Málaga creó más peligro en tres minutos que en el resto del partido. Tal es el caso que vivió en campo rival en el último tramo, aunque no sirvió para empatar el partido. Necesidad máxima de incorporaciones por parte de los blanquiazules, porque de tener hoy un nueve natural, quizás otro gallo hubiese cantado.