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@Pedromartinper | Con la necesidad imperiosa de sumar tres puntos y alejarse de los puestos de descenso. Con la obligación –por escudo, historia y club- de escalar unos puestos más acordes a sus respectivos objetivos para final de temporada, muy lejos a día de hoy de lo previsto. Málaga y Sporting no han comenzado de la mejor manera posible, es más, todo lo contrario, con un mar de dudas y con demasiadas complicaciones para sacar buenos resultados.
Ambos equipos se medirán este próximo domingo en la octava jornada liguera. Los asturianos, decimoquintos clasificados, dos puestos por delante de los andaluces, suman siete puntos, uno más que los malacitanos, después de ganar un partido y empatar cuatro. Los blanquiazules tienen números casi calcados a los rojiblancos, y si no están en los puestos de descensos es por la diferencia de goles con Las Palmas y Mirandés, en el pozo y con los mismos puntos que el Málaga.
A los dos conjuntos les urgen las victorias, y La Rosaleda será testigo de quién coge oxígeno y quién sigue en caída libre. A priori, por jugar en casa y por tener a su afición detrás y empujando hacia la victoria, el Málaga es favorito, pero los números y las estadísticas no sonríen, ni mucho menos, a los boquerones, que no han conseguido contar por triunfos sus tres duelos en su propio estadio, aunque los del norte de España solo han obtenido un punto a domicilio de los nueve disputados. Un partido, que a pesar del mes en el que se disputa, pronto para presentar las opciones reales de ambos clubes, es vital para el devenir de Sporting y Málaga CF.