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Lleva cinco temporadas en la primera plantilla pero aún tiene dorsal del filial. Es sólo una cuestión administrativa por aquello de disponer de fichas libres por si acaso. Pero ya no hay dudas, esta temporada no, de que Juanmi se merece que le den su número del 1 al 25.
Llega un momento en la carrera de cualquier futbolista en el que, como un reloj biológico, sabe que se encuentra en su punto de inflexión. A Samuel García el tren se le apareció la pasada temporada. A Juanmi esa lucecita se le encendió este verano. Después de haber disfrutado, quizás el único, de la confianza de Jesualdo Ferreira -para mí `El Innombrable`-, el de Coín vio frenada su progresión con Pellegrini y con Schuster, con una cesión desastrosa al Racing de Santander en medio.
Todos los entrenadores, incluidos el chileno y el alemán, hablaban del potencial de Juanmi, de su oportunismo, de su don para el gol… pero nunca lo ponían. Y ha tenido que llegar Javi Gracia, a quien no le tiembla el pulso con los jóvenes, para atreverse a hacer lo que otros más consagrados no se atrevieron. Él ha creído en Juanmi y Juanmi ha creído en él. Y los resultados, en cuanto a minutos jugados y rendimiento, ahí están.
Cierto es que aún no ha estrenado su cuenta goleadora esta temporada. Pero por culpa de los árbitros, que le anularon dos goles legalísimos. Aun así, en cuanto le validen uno, llegarán muchos más. Porque si Juanmi tiene algo es gol. No es un delantero centro `a lo Roque`, pero sí es un jugador que, dentro del área, es más peligroso que cualquier ariete. Le falta una pizca de fortuna, la que no ha tenido con los árbitros y la que no tuvo anoche frente al Córdoba en un jugadón en el que se plantó ante Juan Carlos tras marcharse de tres rivales en un palmo de terreno. Pero insisto, en cuanto la tenga, el Málaga ganará un goleador de más de diez tantos por temporada.