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Con el equipo en descenso, con cero goles a favor en cuatro partidos, con una victoria en los últimos quince encuentros de Liga, con Javi Gracia viviendo sus peores momentos en la Costa del Sol, con todo eso encima de la mesa… apareció el que faltaba. El que faltaba y el que lleva faltando bastante tiempo, faltando a su sitio en el palco de La Rosaleda y faltando el respeto a los malaguistas. La verdad es que no sé en qué mundo de unicornios y hadas madrinas deben vivir Abdullah Al-Thani y sus familiares, tiene que ser uno muy distinto al que vemos el resto de los mortales aquí abajo.
Alguien debería decirle al señor Al-Thani que es cierto que no tiene una varita mágica, tiene la madre de todas las varitas mágicas del mundo. Se llama dinero, y por desgracia hace decenas de años que se ha convertido en el motor que mueve el mundo. Si él no lo sabe, se lo digo yo. Y me parece genial que eche en cara a los malaguistas el dinero invertido, porque nunca nadie hizo tal cosa por el Málaga. Ni siquiera los malagueños que dejaron morir al equipo en aquel 27 de julio de 1992, pero no que dude del malaguismo de cierta parte de la ciudad y que ignore un pasado lleno de momentos felices, cuando éramos unos tiesos, pero íbamos con la frente alta y sabiendo quien era el Málaga.
¿Dónde están los defensores de Al-Thani?, ¿dónde está la inversión? No puedo evitar en pensar lo de la realidad paralela cuando leo en twitter la petición que hace el catarí a Darder: “Que hable a la prensa y cuente la verdad”, alucinante. Darder es un desagradecido, pero Al-Thani tiene que dar muchas explicaciones más que el mallorquín y no lo hace ni lo hará.
La semana se antoja complicada y es muy probable, ojalá me equivoque, que el Málaga la termine como colista de la Liga. No pasa nada, quedarán 32 jornadas todavía por delante. Eso sí, a quien dude de Javi Gracia le pido que se ponga los zapatos del navarro. Yo miraría un poquito más arriba, que las explicaciones las tienen que dar los que no están en el césped y si en las oficinas de La Rosaleda. Si los culpables no son ellos, que lo demuestren.