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La actual plantilla del Málaga CF está configurada por los dirigentes que fueron cesados fulminantemente y "manu militari" por el presidente, Al Thani. Ahora parece que todo el mundo elogia su diseño. Hace sólo un mes ninguno de los fichajes parecía realmente acertados y hasta el entrenador, Javi Gracia, lloraba amargamente por los rincones porque no le habían fichado extremos ni a los futbolistas adecuados en los puestos que le pidió al ex director deportivo, Mario Armando Husillos.
Por supuesto, se criticaba duramente la salida de determinados futbolistas como Samu García, Juanmi o Castillejo -todos ellos fuera por culpa de la nula inversión del jeque- y renegaba de los refuerzos. Otros como yo, ante el nulo entendimiento entre Husillos y Gracia y la aparente poca cintura de este para hacer funcionar a las nuevas incorporaciones, unido a las derrotas frente a rivales directos por la permanencia, pedimos el cese del navarro.
La realidad casi dos meses más tarde del cese de Casado y Husillos es palmaria. El entrenador ha podido contar con las dos piedras angulares del proyecto una vez recuperadas ambas: Camacho y Amrabat. Y en el once inicial del equipo, a pesar de otros que no aparecen nunca como Tighadouini o Espinho, ya juegan con buen rendimiento algunos fichajes como Charles, Juankar o Albentosa. Incluso Çop se ha hecho con la titularidad.
Total, que sin apenas dinero, con un presidente que no ha vuelto invertir y al que se le pagan buena parte de sus gastos junto a los de sus hijos cuando están en Málaga, parece que Casado, Husillos y Novo han obrado por cuarta temporada consecutiva de nuevo el milagro: construir una plantilla que no descienda y pelee por estar entre los diez primeros de la Liga.
Pero van a quedar como los malos de la película en una ciudad indolente y con una afición engañada por los más cercanos al jeque. Al tiempo.