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De nuevo esta noche será propicia para que los contrarios a Juan Ramón Muñiz afilen sus cuchillos corta cabezas de entrenadores sin antes llevar a cabo la más mínima reflexión.
Que los malaguistas jugaron una primera parte penosa, que regalaron un gol por no fijar las marcas y que arriba Seleznov peleó todo lo que su nivel fìsico le permitió, léase lo justo, mientras el centro del campo blanquiazul era una feria, no puede obviar una realidad tangible.
Al mister asturiano le han engañado con esta plantilla. Lo sabe como que sale el sol cada mañana y la luna cuando anochece pero no alzará su voz. No es mejor ni peor por ello.
Es su estilo y su forma de hacer las cosas en la vida.
La afición costasoleña tiene derecho a estar enfadada pero también debería analizar qué clase de equipo tiene Muñiz para entrenarlo.
Compite en una competición de hombres con niños poco experimentados: Ivan Rodriguez, Keidi Bare, Hugo Vallejo o Pau. Además debe soportar los retales de tienda que nadie quería ya en el club cuando finalizó la temporada pasada.
Así es muy difícil lograr el objetivo del ascenso directo y no será más sencillo el de colarse en los play off por el mismo objetivo.
Da la impresión de que este equipo no sabe a qué juega, físicamente anda cortito y a balón parado
no parece muy trabajado.
Pero es lo que tiene la entidad y si queremos ascender no nos queda otra que seguir animando al equipo y tener Fe.
¡Memoria, Compromiso y Fe,