LA HEROICIDAD DEL EMPATE SE QUEDA EN NADA MIRANDO LA CLASIFICACIÓN

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Diecisiete jornadas, tres triunfos y varios empates junto a muchas derrotas. Esa es la realidad del actual Málaga CF. Cualquier otro análisis, disyuntiva o conjetura es pura utopía impropia de una afición madura  y experimentada como la malaguista. Desde luego, se pueden seguir haciendo trampas con el solitario y continuar mirándose el ombligo.Sin embargo, y pese a la gran reacción del equipo, las muchas carencias demostradas durante la primera mitad no consiguen despejar todas las dudas en torno al entrenador.

 

Un equipo que quiere salir del ?escenso no puede regalar lo que los malaguistas regalaron durante esa primera parte. Juego deslabazado, defensa muy frágil y contínuo control de balón sin demasiado sentido ofensivo. Resultado, un Elche 1-2 al descanso y la sensación de otro día en la oficina.

 

Afortunadamente, Dani Pacheco al fin apareció. Sadiku acertó desde los once metros y Antoñín se erigió en un héroe final para la grada. Demostración palmaría de que no hay tan mal equipo díga lo que diga la corte de corifeos habitual. En cuatro jornadas, la primera vuelta se habrá terminado y la mitad de la temporada también, por lo que los cantos de sirena, las frases hechas y los tópicos dejarán paso a la realidad pura y dura. Finalizar el intermedio del campeonato liguero en puesto de descenso suele ser preludio de una pérdida de la categoría que en el caso del Málaga CF supondría su disolución.

 

Lo fácil es decir que el empate fue heroico; lo difícil, decir la verdad y recordar que tres triunfos en diecisiete partidos precisan de un cambio de entrenador. O, si tuviese vergüenza torera, su dimisión.

 

¡Memoria, Compromiso y Fe!, sobre todo esto último.