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@Pedromartinper | Llegó siendo el jugador llamado a comandar el juego de ataque del Málaga, el mago por el que cada balón pasaría para llevarlo al compañero mejor posicionado. El único capaz de ver desmarques, espacios y pases donde otros, a excepción de Javi Ontiveros, ni siquiera se imaginan que podría pasar el balón. Este hombre es Dani Pacheco, el fichaje estrella de la pasada campaña y el mayor chasco del año.
El de Pizarra no ha tenido su temporada. Para empezar, el fútbol de Muñiz. Ese desempeño físico donde el `22´ tenía que ayudar al lateral en defensa como otro zaguero más le privaba de tener la suficiente frescura arriba como para tener el protagonismo que se le exigía al centrocampista, por lo que en ese juego de tanta resistencia y despliegue no se sintiese lo suficientemente cómodo.
En segundo lugar, su posición en el campo. Muñiz veía en Dani la posibilidad de tener un extremo que se asociase por dentro, que fuese capaz de tirar diagonales más que de encarar para marcharse por banda, pero Pacheco nunca se terminó de adaptar. Tanto es el caso que estaba insatisfecho por su aportación, para el mucho más reducida, cuando partía desde la banda.
Y para terminar el rompecabezas, las lesiones. El malagueño no encontró la regularidad necesaria para tener el ritmo de competición tan alto que hay en la Segunda División. La rotura en su isquio izquierdo más molestias posteriores imposibilitaron la continuidad sobre el césped de Pacheco. Cierto es que ha demostrado la calidad que posee en sus botas, y eso es algo que nadie duda, aunque a cuentagotas. La afición sabe de su talento y que tarde o temprano lo sacará a relucir. La pretemporada comienza y aún no hay fichajes, pero el despegue de Pacheco ilusionaría tanto como la mayor de las incorporaciones, ya que la figura de Dani es vital para este nuevo Málaga.