La fotografía como terapia: un taller inclusivo que une arte, infancia y perros de apoyo.
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La Escuela Nómada de Fotografía, con el patrocinio de la Fundación Unicaja, ha llevado a cabo un original taller fotográfico en la asociación Huellas Terapéuticas de Coín en el que arte, inclusión y bienestar animal se han dado la mano. La iniciativa ha reunido durante tres días a niños y niñas con diversidad funcional junto a sus familiares y a los perros con los que habitualmente trabajan en sus sesiones terapéuticas.
El encuentro se desarrolló en tres intensas jornadas. La primera estuvo dedicada a la formación teórica, donde los participantes aprendieron los fundamentos de la fotografía y reflexionaron sobre cómo la cámara puede convertirse en una herramienta para mirar el mundo —y a sí mismos— de otra manera. En la segunda jornada, la teoría dio paso a la práctica: los pequeños fotógrafos, acompañados por sus fieles compañeros caninos, exploraron la luz, el encuadre y la emoción en un entorno de confianza y creatividad compartida.
El taller culminó con una exposición en la que se presentaron las imágenes captadas por los alumnos. Hay que destacar la sensibilidad y la autenticidad de las miradas, reflejo de una experiencia profundamente humana.
Uno de los aspectos más singulares del proyecto ha sido la participación activa de los perros de terapia, que acompañaron a los niños en todo momento. Su presencia facilitó la relajación, la concentración y la conexión emocional, creando un ambiente propicio para la expresión artística. “Cuando los niños sienten que no se les juzga y que pueden crear libremente, surgen resultados maravillosos. La experiencia ha sido increíble, cómo estos niños se transforman con la compañía de los perros, el trabajo de esta asociación debe ser conocida porque el impacto en los chicos y chicas es increíble. Para nosotros ha sido bonito apoyarles con este taller fotográfico”, señaló Mariano Pozo, director de la Escuela Nómada, quien añadió que “la fotografía permite que los niños se comuniquen de otro modo, se reconozcan en sus imágenes y ganen confianza en sus capacidades”.
El éxito del taller demuestra que la fotografía puede ser mucho más que una forma de arte: es también un lenguaje que conecta emociones, fomenta la autoestima y abre espacios de expresión a quienes, a veces, encuentran en las palabras una barrera. En esta experiencia, los niños, las cámaras y los perros han formado un equipo que ha logrado transformar la imagen en un puente hacia la empatía y la inclusión.