
La Térmica convierte el ruido urbano en experiencia física con ‘A tiempo para la espera’, la nueva exposición de Timsam Harding
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La Térmica, el centro de cultura contemporánea de la Diputación de Málaga, presenta la cuarta muestra simultánea de producción propia de su ambicioso e intenso último trimestre expositivo de 2025. Junto a las propuestas de Omar Janaan, Diana Fonseca y Carla Hayes, toma el edificio la obra del artista malagueño Timsam Harding.
‘A tiempo para la espera’ es una propuesta compuesta por diversas esculturas sonoras y una pieza fotográfica concebidas de forma unitaria y realizadas ex profeso para este proyecto que transforma la galería de la primera planta en un lugar para la contemplación y la pausa. En este espacio de tránsito, inédito hasta la fecha para una exposición artística, Harding instala “islas de escucha” en las que las ondas imperceptibles del sonido se convierten en algo físico que genera movimiento y que se pueden sentir e incluso tocar.
Hasta el 1 de marzo de 2026 se podrá visitar esta exposición que ha sido presentada hoy jueves por el vicepresidente de Cultura de la Diputación, Manuel López Mestanza, el director de La Térmica y comisario de la muestra, Antonio Javier López, y el artista Timsam Harding.
“Hoy presentamos una obra concebida específicamente para este espacio y cuyas piezas componen una invitación a detenernos y a escuchar de otra manera aquello que normalmente nos rodea y que pasa sin que reparemos en ello”, ha explicado el diputado.
En ‘A tiempo para la espera’ figuran los asuntos recurrentes en el trabajo de Harding: la carretera, el tránsito, el asfalto, la reflexión crítica sobre los desplazamientos urbanos y el ruido cotidiano. Ya lo hizo en sus series ‘Bajo la rueda, sobre el asfalto’ (2020), ‘28 m/s’ (2022) y ‘Un eco de un eco, de un eco’ (2024). Ahora, su desarrollo conceptual ha evolucionado desde la observación de estos elementos, de la autopista, del coche, a centrar la mirada en la interacción del ser humano con el sonido. Fruto de vivir junto a la M30, en Madrid, sus reflexiones parten de la escucha atenta del ruido para intentar convertirlo en algo físico y tangible. Para ello crea unos sistemas hechos de acero inoxidable en los que el sonido, en vez de ser puro, reverbera por la intervención del metal y se deforma. A estos sistemas les acopla unas esculturas de hojas de adelfas realizadas en fundición de aluminio. Harding se vale de estas plantas por ser las más utilizadas en el entorno de las carreteras, que funcionan como barreras de luz y de sonido y sirven, a la vez, para evitar el tránsito de animales en la zona por ser venenosas. El artista crea estas estructuras en las que inserta subwoofers que emiten sonidos en baja frecuencia, grabaciones del entorno de la ciudad, y que hacen que las piezas vibren e interactúen con dicho sonido generando, a la par, una música nueva que las unifica.
“Este proyecto es la unión entre la música y el entorno de los ruidos”, explica el propio Harding, quien, desde su taller madrileño, escucha el movimiento incesante del tráfico, pero también la particular banda sonora de los talleres de coches que pueblan las naves del polígono vecino, que se transforman en lugares de fiestas clandestinas cuando llega el fin de semana.
