Un desastre, una vergüenza, una ignominia, un esperpento, un desatino, un escándalo y una falta de respeto a la afición, al escudo que llevan en el pecho y a la camiseta malaguista que se supone deberían defender con hombría y profesionalidad.
Pero no solo los vividores trasnochadores del plantel malaguista, sálvese el que pueda, sino…