El ridículo se consuma: Unicaja, fuera de los playoffs (90-96)

Brizuela dispuso de una última jugada para ganar, pero erró

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Unicaja Real Madrid

La peor temporada de la historia reciente del Unicaja no podía acabar de peor forma que con una derrota cuando lo tenía todo a su favor para resarcirse. Sin embargo, y a pesar de tener una última posesión para ganar después de ir perdiendo todo el encuentro, falló y se auto condenó ante un Real Madrid que llegó sin Tavares y con Rudy y Llull casi de vacaciones. Sonríe el Herbalife, que es quien disputará contra los blancos los cuartos de final de la acb.

Ya se le comenzaron a torcer sus intenciones desde el salto inicial. Obsesionados con neutralizar a Poirier y Tyus, dejaron demasiado sueltos a Carroll y a Laprovittola. Y eso se tradujo en tres lanzamientos lejanos en los tres primeros ataques blancos y un 2-11 en menos de tres minutos. Una diferencia que alcanzó una máxima de 12 (8-20) gracias a un inspirado Carroll -13 puntos para él solito-. Reaccionó entonces el cuadro local con más ímpetu defensivo y un 7-0 en ataque, pero Vukcevic, en su primer balón, cerró el cuarto con un nuevo triple que colocó un justo 17-25. 

Tenían que ponerse las pilas los de Katsikaris si no querían que el muro se hiciera aún más gigante. Pero cada vez que se acercaban en el electrónico, los francotiradores de Laso perforaban el aro con una facilidad pasmosa gracias a su 7/10 desde el 6,75. Llull no andaba fino, pero tampoco importaba. Ahí estaba Causeur para enmendar cualquier error. En el ecuador del segundo acto, con Abalde repartiendo asistencias, los playoffs se le escapaban al Unicaja con un 24-39. Ahí el Madrid bajó su nivel. Los tiros ya no entraban y Rudy contribuyó a darle emoción al duelo. Antideportiva y técnica en una misma acción para el balear que aprovecharon los Brizuela y Abromaitis para reducir distancias al descanso (39-45). 

Le sentó mejor el paso por vestuarios a los visitantes, que tardaron apenas 4 minutos en volver a superar la decena de ventaja (48-59). En esta ocasión, a través de la defensa, donde sólo Bouteille lograba escaparse de los férreos marcajes. El francés, sin embargo, estuvo muy solo con sus 13 puntos en el cuarto. Todo lo contrario que enfrente, donde varios jugadores ayudaban en la anotación. Profundidad de banquillo le llaman. El hueco llegó a ser de 13, pero el amor propio, que no el juego, hizo que se quedara en 9 (62-71) para afrontar la recta final del choque. 

Un quinteto de bajitos eligió entonces Katsikaris para darle celeridad y fluidez al ataque. El tiempo era oro para remontar y las acciones no debían durar más de 14 segundos. Con el turbo puesto, el Unicaja se puso a 6 con posesión (69-75) a 7 minutos del final. Era el momento. O lo parecía. Porque falló en ese instante, pero no cejó en su empeño. Y pasito a pasito, como una hormiga, fue recortando para igualar el encuentro a 86 con dos triples consecutivos de un renacido Thompson. El propio Deon, a 51 segundos, erró un tiro libre para ponerse por delante. Lo peor, sin embargo, estaba por llegar. Brizuela, con 2 abajo, renunció a un triple y falló la penetración que hubiera podido llevar el encuentro a la prórroga. Al final, tras varios tiros libres, 90-96 y el Unicaja se queda fuera de los playoffs por primera vez desde 2013.

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