La rebelión de Yankuba Sima

Unicaja cuenta con una plantilla de catorce jugadores. Probablemente, puede ser la más completa de su historia. El último en llegar fue Olek Balcerowski. Un objetivo prioritario para la dirección deportiva del club. Su llegada provocó que el conjunto malagueño se quedase con siete jugadores en la parcela interior. Una situación que provocaba que los de dentro tuviesen que dar todo para tener más minutos. Para Sima, la llegada del polaco le ponía en una situación donde sus minutos podían descender. Pero sobre la pista está demostrando que eso no va a ser así. Quiere revertir ese pensamiento inicial. Y, de momento, el pívot gerundense lo está consiguiendo. Esta es la rebelión de Yankuba Sima.

En el Trofeo Costa del Sol, el ex del Básquet Manresa hizo dos grandes actuaciones ante el Mónaco y el Baskonia. Frente al equipo monegasco firmó 10 puntos, 4 rebotes y 12 de valoración. Ante otro equipo Euroliga como es el que dirige Pablo Laso en la presente temporada, los números del pívot fueron aún mejores. Hizo 15 puntos y capturó cinco rebotes para un total de 18 de valoración. Los números reflejaban su gran nivel. Pero las sensaciones eran aún mejores. Se comió ambos aros. Gran capacidad de rebote, de intimidación… gran carta de presentación ante dos clubes de gran nivel de la mejor competición del viejo continente.

Durante la Copa Intercontinental de la FIBA, Sima fue descarte en el primer partido ante el Petro de Luanda. Con energía llegó al segundo encuentro ante el Al-Riyadi Beirut. Jugó 14 minutos. Anotó 6 puntos y capturó 2 rebotes. Menos que lo que se le vio en el torneo de pretemporada de la provincia malagueña. En la final, llegó regresó la versión de alto nivel que estaba mostrando en partido pasados. Sima fue el segundo máximo anotador del equipo ante el combinado de la G-League con 13 puntos. Los mismos que convirtió Kalinoski. Sólo superado por los 15 puntos que aportó Osetkowski. Además, capturó seis rebotes en el duelo que convirtió a Unicaja en campeón de la Intercontinental por primera vez en su historia.

Llegaba la Supercopa Endesa. Ibon Navarro premió el trabajo, sacrificio y buen rendimiento del pívot. El técnico vitoriano dejaba fuera de la convocatoria a Kravish. Sima dio un ejemplo de actitud e intensidad en la pista. Estuvo 17 minutos sobre ella. Fue el quinto jugador del Unicaja con más minutos en el duelo de semifinales. Sí es cierto que aportó seis puntos, pero no tuvo el nivel de finura que se le vio en partidos anteriores. De hecho, perdió cuatro balones ante UCAM y se cargó rápido de faltas. Motivo por el que también se vio más a Balcerowski en este partido donde el Unicaja vencía por 78-84.

Las dudas que podría transmitir el interior del Unicaja quedaron disipadas pronto en la final. Sima partía desde el quinteto titular. Su misión era tan clara como difícil: parar a Walter Tavares. Deseos de Ibon, acatadas como órdenes por Sima. Clínic absoluto ante el conjunto blanco. Defendió como un animal. De hecho, dos tapones en el partido, siendo el único jugador del Unicaja que puso ‘gorros’ sobre jugadores del Real Madrid durante la final. Intimidación en el aro propio y clarividencia en el aro contrario. Anotó 14 puntos. Muchos de ellos yendo al palmeo de pívot con mucha experiencia o convirtiendo alley-opps de una preciosa factura. Ayer también llegó a demostrar acciones en ataque de fundamentos en el poste. Terminó con 18 puntos de valoración. Un partido en el que la ACB ha querido recrearse.

📰 𝐋𝐢𝐬𝐭𝐚 𝐝𝐞 𝐜𝐨𝐬𝐚𝐬 𝐢𝐦𝐩𝐨𝐫𝐭𝐚𝐧𝐭𝐞𝐬 𝐩𝐚𝐫𝐚 𝐡𝐚𝐜𝐞𝐫 𝐡𝐨𝐲:
-Revivir la exhibición de Yankuba Sima en la final de la #SupercopaEndesa 😎

💪 @Yankusima | @unicajaCB pic.twitter.com/vY84S7fgRE

— Liga Endesa (@ACBCOM)

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Un gran sector de la afición del Unicaja ha quedado sorprendida (y contenta, por supuesto) de la gran progresión de Yankuba Sima. La gran pregunta a realizarse es: ¿Cuál es la clave de este cambio? Sima lo tiene muy claro. «No es secreto, es trabajar a diario e intentar mejorar. Muchas gracias por el apoyo a la afición«, aseguraba el pívot del conjunto andaluz.

Así es la rebelión de Yankuba Sima.