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@SuarezRMarca | Nadie veía esperanza. El barco del Unicaja hacía aguas por todos lados y los malagueños buscaban desesperadamente un bote salvavidas donde agarrarse en alta mar ante el vendaval del Barcelona. Era la lucha de los humanos contra los divinos. 24 puntos de diferencia en el segundo cuarto (20-44) hacían agonizar a las huestes malagueñas ante el aplastante dominio del general Doellman (19 puntos, 4/5 en triples, y 24 de valoración).
Pero llegó el descanso y con él el despertar de la fuerza local. Cooley, a lo Alfonso Reyes de sus buenos tiempos -qué tiempos- demostró en su debut que lo suyo es pegarse contra viento y marea con todo lo que se mueva. Nedovic enseñó los dientes después de que estuvieran a punto de partírselos en defensa. Sangre serbia la del base que por fin mostró su potencial y lideró la remontada. Porque parecía imposible, mas el Unicaja remontó.
Sin prisa pero sin pausa, de perder de 24, a ganar el tercer cuarto 21-15, a dejar sin anotar 3 minutos y medio al Barça en el último, y a ponerse, tras un mate brutal de Nedovic con tiro adicional, un rebote ofensivo de Hendrix y un triple de Suárez, con +3 en el marcador. Después disfrutaría de 4 de renta, pero ahí se apagaron las fuerzas.
Pascual se acordó de Navarro y de Arroyo y entre un triple del español y los tiros libres del boricua, volvieron a poner las cosas en su sitio para terminar llevándose la victoria y complicando aún más la clasificación del Unicaja para la Copa del Rey. No tendrán problemas los de Plaza para estar en febrero en La Coruña siempre que jueguen como en la segunda mitad. Si lo hacen como en los dos primeros cuartos, ridículo espantoso. Porque, al final, por mucho que toques la arena y hagas pie, si te quedas en la orilla te puedes ahogar.
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El Unicaja llegó a remontar pero el físico del Barça fue demasiado || ACBPhoto/M.Pozo