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@Pedromartinper || Este domingo regresa a La Rosaleda el conjunto canario un año y medio después de su última visita. Aquel 11 de septiembre, y en Primera División, Las Palmas se llevó los tres puntos de Martiricos con un contundente 1-3. En aquel partido, Diego González marcó su primer y único tanto como jugador blanquiazul con un gran remate de cabeza. Desde entonces, y aunque no es su función dentro del campo, no ha vuelto a marcar.
En esta semana, el gaditano volverá a medirse a los amarillos en el mismo escenario. Un aliciente añadido que se suma a los piropos de Al-Thani sobre el chiclanero. “Será un jugador 'top'”, afirmó el presidente del Málaga tras rechazar una oferta del Augsburgo por más de cuatro millones de euros antes del cierre del mercado invernal. El central es uno de los pocos supervivientes de la catastrófica temporada anterior. Y si lo es no es porque no ha contado con ofertas atractivas, sino por su amor por el escudo y por una profesionalidad y orgullo digno de elogio.
Sus lágrimas sinceras se ganaron el cariño de una afición, que vio en el gaditano la representación de la grada en el terreno de juego. El defensa se ha ganado un puesto tras la lesión de Luis Hernández, realizando grandes encuentros en la mayoría de los casos, aunque algún fallo determinado hizo dudar a Muñiz sobre su titularidad –optó por Lombán contra el Lugo para acompañar a Pau-. Este domingo partirá desde el inicio ante un rival que ya sabe lo que es marcarle, pero no ganarle.
Diego marcó el gol del empate // Marca