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El Málaga pierde ante el Espanyol. Foto:LFP

El Málaga se ha empeñado en continuar dándole vida a sus rivales por la permanencia después de perder ante el Espanyol por 1-2 en un encuentro en el que volvió a quedarse con un jugador menos por la expulsión de Pablo Pérez.

 

 

Llegaba, precisamente, el equipo de Schuster con muchas ausencias por sanción, hasta cuatro, pero no lo notó en los primeros compases del encuentro. Con Darder al frente de las operaciones y con Weligton imponiéndose al rocoso Jon Córdoba, el Málaga se encontraba más cómodo sobre el césped de La Rosaleda.

 

 

Sin embargo, en una jugada aislada en la frontal del área, Stuani realizó un magnífico control orientado que le dejó en el área con todo para marcar. Pero el uruguayo estuvo generoso y se la regaló a Sergio García, que no perdonó. Son 11 goles los que lleva el 9 del Espanyol, más del doble que Roque Santa Cruz, máximo anotador del Málaga con 5.

 

 

Jarro de agua fría el que se llevaron los locales que, con fortuna y empanada arbitral, lograron empatar un minuto después con el estreno de Pablo Pérez. Se hacía justicia en el encuentro. A pesar de ello, el tanto en clarísimo fuera de juego espoleó más a los periquitos que llegaron en oleadas al área blanquiazul. Menos mal que, una vez más, apareció el ángel de la puerta, Willy Caballero, para evitar el segundo de los de Aguirre.

 

 

En la segunda mitad se vieron claras las intenciones de ambos técnicos. Schuster se la jugó al ataque metiendo a Eliseu por Weligton como falso lateral derecho, mientras Aguirre echaba a su equipo atrás confiando sus opciones a Sergio García, Córdoba y Pizzi.

 

 

Fue entonces, con el Málaga volcado en el área espanyolista, el momento de más polémica del partido. Iakovenko recibió una patada en el estómago dentro del área, si bien el defensor visitante había llegado mucho antes a despejar la pelota. Los de Schuster se quedaron protestando mientras el Espanyol montaba la contra en la que Pizzi marcaría el tanto que, a la postre, daría la victoria.

 

 

Todavía quedaba tiempo pero las prisas le entraron a los locales. Y no son buenas consejeras. Pablo Pérez había coqueteado con la segunda amarilla y finalmente, se la ganó. Sus aspavientos al árbitro tras ser expulsados le pueden costar más de un encuentro de sanción. Aunque tuvo algunas llegadas más, los de Aguirre supieron dormir el choque para llevarse los tres puntos y, casi, la salvación.

 

Algo que el Málaga ve ahora más lejos. El próximo encuentro ante el Betis cobra tintes dramáticos.