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@Danielnz97 || La irrupción de Keidi Bare en el primer equipo fue imperial. Su aparición en escena, reclamada por muchos seguidores del filial, le permitió a Muñiz jugar una carta que antes no tenía. Para el técnico, más que un recambio de garantía para dar descanso a Adrián o N'Diaye, que es lo que se puede esperar de un chico recién llegado desde la Segunda B, fue un acompañante perfecto para implantar un sistema de cuatro centrocampistas, con el máximo goleador -junto a Blanco Leschuk- pegado a la izquierda y Alejo a la derecha. Y el albanés, ahí, en el eje. Como uno más.
Aunque su relevancia real fue ya en 2019, su debut llegó en noviembre. Una plaga de bajas obligó al entrenador asturiano a tirar del Atlético Malagueño y Keidi Bare entró en la convocatoria para visitar al Sporting de Gijón (2-2). Un centro del campo inédito con Lacen y Boulahroud, prácticamente irrepetible a día de hoy, copó el once titular. El joven futbolista en propiedad del Atlético de Madrid, equipo del que llegó cedido el último día del mercado de verano, salió en el descuento y fue testigo directo del tanto de Carmona en la última jugada del partido tras una gran acción de Manzambi por la banda izquierda.
Tras la debacle contra el Reus (0-3), en Zaragoza, llegó su primera oportunidad de verdad. Salió de inicio y completó los 90 minutos. Su capacidad para barrer y limpiar convenció a Muñiz. Le dio un toque de frescura a la médula espinal del equipo y permitió también que Adrián pasara a jugar como mediapunta en algunos partidos. Ni siquiera el fichaje de Erik Morán le hizo perder oportunidades. Se mantuvo, con muy buena nota y llegando a ser incluso el más destacado por la afición en algún encuentro, hasta el empate a cero ante Las Palmas (0-0). Fue expulsado en los primeros minutos de la segunda parte y se perdió el choque contra el Rayo Majadahonda (0-1). Mantuvo el asturiano su confianza en él tras cumplir sanción y lo volvió a alinear en la visita al Córdoba (1-1).
Su rendimiento comenzó a bajar. Su trabajo, siempre incontestable, estaba ahí. Pero empezó a pasar desapercibido. Tras el empate en Córdoba volvió a ser de la partida en La Rosaleda frente al líder. La derrota por la mínima contra el Osasuna le hizo ser sustituido por primera vez en la segunda mitad. Nada extraño. El equipo necesitaba el gol y Muñiz quitó al albanés, de claro corte defensivo, para dar entrada a un mucho más vertical Mula. Y el asturiano repitió en el encuentro contra el Numancia (1-1). Y esta vez en el minuto 46. Cierto es que también perdían los blanquiazules en ese momento y que la sustitución fue por el mismo motivo porque su reemplazo fue, ni más ni menos, que Blanco Leschuk, pero Keidi Bare desapareció a los tres cuartos de hora. Y ya no se le ha vuelto a ver. Ni en Tarragona, ni en el duelo ante el Sporting de Gijón. ¿Y en el Nuevo Los Cármenes? Decidirá el de siempre.
Keidi Bare