@JuanjeFernandez || El protagonismo de la goleada del Málaga en Santo Domingo tiene muchos padres. El primero de ellos es el entrenador. Un Víctor Sánchez del Amo que ha sido capaz de dar la vuelta a la tortilla en apenas cuatro días a una situación que pintaba peliaguda. Evidentemente, también se llevaron su porción de foco los goleadores de la noche. Ontiveros, que consiguió anotar por partida doble, Renato, que se estrenaba en Liga, y Adrián, que sumó su octavo tanto, también serán recordados en la hasta ahora única goleada blanquiazul en este curso 2018-2019.
Pero si hubo un jugador que fue capaz de compartir protagonismo con estos sin haber hecho gol fue Blanco Leschuk. El argentino volvió a dar un recital de movimientos de mucha calidad y nivel lejos y cerca del área. Asistió majestuosamente a Renato Santos en el tercer tanto de los malaguistas. Un pase al nivel de los mejores centrocampistas de la categoría. Pero antes también había tenido esa dosis de fortuna y oportunismo del cazador para recoger el balón perdido por Ontiveros y transformarlo en asistencia para Adrián.
Fue una exhibición de lucha, potencia y generosidad. Víctor no quiso poner la lupa encima de ninguno de sus jugadores y ni siquiera Ontiveros se llevó más palabras que el resto de sus compañeros. Pero al finalizar el encuentro todos buscaban a la pareja de oro del ataque malaguista. El canterano de Marbella con sus goles y las asistencias del Tiburón de Mendoza. Adrián empata al argentino a goles, pero Leschuk volvió a demostrar que es un asesino silencioso.