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@Danielnz97 || Volvieron los africanos. No le importó a Muñiz que N’Diaye y Munir jugaran con sus respectivas selecciones. Repitió la fórmula de Elche y alineó a los dos africanos. Pau Torres sí se quedó en el banquillo. Segundo partido sin él. Lo estaba jugando todo hasta que la convocatoria con la Selección Española Sub 21 le hizo forzar la quinta amarilla y perderse, por partida doble, su primer partido. Se quedó sin jugar contra el Sporting y continuó la dupla formada por Diego y Luis. Esta vez la portería no se quedó a cero y el Málaga tampoco consiguió ganar (0-1) como sí hizo en Tarragona.
Con cuatro victorias consecutivas se plantaban los gijoneses en La Rosaleda, donde no ganan los blanquiazules desde el 19 de enero. La casa de los puntos ya no es lo que era antes. Pero el Málaga salió a por la segunda del año. Dos ocasiones consecutivas en los primeros cinco minutos así lo atestiguan. Diego González se coló en el área en una falta botada por Ontiveros. Le faltó fe, porque estaba solo. No necesitaba siquiera llevar el ‘9’ a la espalda para rematar un balón que llegaba, como un regalo, caído del cielo. Sin lazo ni envoltorio. Pero el gaditano no acertó. Insistió el marbellí poco después, ahora en una acción individual de las suyas por bandas. El receptor fue Alejo. No menos clara que la del central, pero mismo desenlace. La mandó fuera y se tapó la cara con la camiseta muy consciente de que no iba a tener otra como esa en todo el partido (como mínimo).
Un acercamiento a balón parado al cuarto de hora fue lo más destacado de los visitantes. Solo pasaron tres minutos de esa jugada cuando Adrián, muy inocente, le dio una patada dentro del área a Álex Alegría, que jugó la mitad del primer tiempo tirado sobre el césped. En algunas ocasiones con más justificación que en otras. Djurdjevic, que falló un penalti en el derbi de la semana pasada ante el Oviedo, no perdonó. Munir casi que rozó el esférico. Pero sin poder evitar el primer tanto. Tras el gol, el fútbol fue menos fútbol. Tutiplén de amarillas y pérdidas de tiempo sin ton ni son. La Rosaleda estalló contra Mariño a la media hora por entender que se había dejado caer tras un contacto de Ontiveros.
Dos jugadas de Ricca y un intento de regate de Alegría sobre Munir cerraron una primera mitad que solo contó con un minuto de descuento. Pudieron ser tres, pero el colegiado Pizarro Gómez decretó que solo uno ante la ligera e irónica risa de Muñiz, aunque serio y con los brazos cruzados, de pie en la zona de banquillo. Y más serio se tuvo que poner el asturiano tras la doble -o triple incluso- oportunidad que tuvo el Sporting, que se encontró con el portero marroquí y con el larguero. Jugada(s) rocambolesca(s) que, inexplicablemente, no acabó en el segundo gol del Sporting de Gijón.
Seleznov sustituyó a un ineficaz y fallón Erik Morán, que volvió a ver otra tarjeta amarilla (cuarta en 300'). Empezó a verse de nuevo la fractura en el centro del campo del Málaga. Alegría encabezó un tres contra tres que acabó en nada. Luego fue Diego quien volvió a rematar un centro de Ontiveros. Parecía ese el único camino hacia el gol. La brecha entre líneas se hizo aún mayor y el Sporting volvió a salir a la contra. El extremo marbellí cruzó uno de sus particulares eslánones. Pablo Pérez, recién ingresado al verde, vio la roja por cazar a Javi O. A los cinco minutos la vio también Diego González y volvió la igualdad numérica. La entrada de Mula agitó un poco el partido y Leschuk, tras un saque de banda de Luis, encontró premio cinco meses después. Lod se encontró con el poste en el descuento y, en la siguiente jugada, el ariete ucraniano con Mariño, que salvó el 1-1.
Ricca se lamenta por la oportunidad perdida || Marilú Báez