Share This Article
El duelo ante el Betis era la última prueba de pretemporada para el Málaga CF. A partir del próximo sábado, cada partido tiene puntos en juego. Los blanquiazules cerraron su preparación con un partido que eleva la ilusión en el malaguismo. Por la forma de jugar y por la victoria ante uno de los grandes de Primera División como es el conjunto verdiblanco. Para muchos, el derbi andaluz del Costa del Sol era un gran espejo que diera pista de cara al partido ante el Eibar de la primera jornada. Y Pellicer, para sorpresas de mucho, apostó por un claro 4-3-3 de inicio. Le salió bien. El Málaga CF contaba con todos los registros posibles en la sala de máquinas. Algo que le hace ser más completo con y sin balón.
Probablemente, la mejor noticia que dejó el último test de la pretemporada fue el regreso de Luismi. El hombre del casco regresó directo al once. Disputó 66 minutos a un gran nivel. Bordándolo en defensa como suele hacerlo. Y tomando mucho protagonismo en salida de balón. Asumió el rol que pertenecía el pasado curso a Manu Molina. Quizá en salida de balón fue el aspecto donde sí pudo dejar alguna mínima duda. En ocasiones, tardó mucho en soltar el balón y apoyarse en un compañero. Más allá de eso, su presencia siempre hace mejor al Málaga CF. Se le vio bien a nivel físico y se le ve preparado para disputar el duelo de la primera jornada ante el Eibar.
Luismi representa el orden defensivo y la pausa en el primer eslabón de la construcción. Por su parte, Izan Merino es el pulmón. El oxígeno. El ‘box to box‘. Aparece en todos los lugares. Sabe cuándo ayudar en el área propia y cuando sorprender en la rival. Ante el Betis volvió a ser titular. Ha terminado siendo el jugador más usado por Pellicer en la pretemporada. Y el canterano ha dado motivos para ello. Se le ve suelto y con protagonismo. Además, el 4-3-3 le beneficia. Le permite tener más capacidad de sorprender al rival. Con balón fue inteligente. Sin complicarse y siempre con criterio. Es muy difícil imaginarse un primer once liguero sin su presencia.
Y, en último lugar, está el nuevo. Carlos Dotor. Un jugador que viene de haber estado mermado por las lesiones en su última temporada donde estuvo cedido en el Real Oviedo y el Sporting de Gijón. Si le respeta el físico, el Málaga CF tiene a un centrocampista de mucho potencial en sus filas. Tiene características que también le hacen abarcar mucho campo. Se le veía, por momentos, casi a la misma altura en la presión que Niño. Y también, cuando tocaba, apoyando a Luismi en la construcción. Juega a pocos toques. Y, además, tiene una visión privilegiada.
Su carta de presentación a La Rosaleda fue una asistencia magnífica. Un pase que es muy difícil de realizar tanto por ejecución como por imaginación. El balón circulaba a poca velocidad en la sala de máquinas malaguista. Parecía que se quería construir una jugada a ritmo lento. Pero no entendió eso Dotor. Vio como Larrubia le tiraba un desmarque en diagonal hacia dentro y clavó el ‘timing‘ para que Larrubia controlara ese balón y se quedara solo en el uno contra uno ante Pau López para abrir el marcador. Más allá de ese pase, a Dotor se le ve activo. Con ganas de participar en la jugada. Y presionando como el que más.
Pellicer cuenta con nuevos refuerzos que le abren el abanico de opciones para realizar un once. En la noche del sábado ante el Betis apostó por una medular formaba por tres centrocampistas. Luismi-Izan-Dotor: el trivote de una nueva apuesta de Pellicer.