@CesarRadioMARCA | Caminaba el partido la mar de tranquilo para el Granada hasta que a Javi Gracia le dio por poner en el campo a Samu Castillejo. La primera reacción fue de incredulidad en Amrabat, el sustituido, y en la grada, que dedicó una monumental pitada al técnico.
Media hora después, con el partido ya concluido, las rencillas se olvidaron y todo era felicidad celestial para el Málaga. Porque Samu, Casti para el técnico, cambió el encuentro. Le dio velocidad, profundidad, desparpajo y calidad. Todas esas cualidades las puso en el pase del primer gol, que Juanmi tocó, que Roberto despejó y que Santa Cruz, por fin Roque, remachó a puerta para empatar.
Hasta entonces, el Málaga había repetido los mismos errores que ante el Getafe. Sin creatividad, con lentitud, sin bandas y, por supuesto, sin remate. Incluso, para hacerlo más difícil todavía, después del 1-1 sufrió la expulsión, justa, de Angeleri. Ni Camacho ni los centrales saltaron a por un balón en la frontal, indecisión que aprovechó El Arabi para marcharse hacia Kameni. Angeleri, vaya horrible debut, no tuvo más remedio que jugársela. Por milímetros no fue penalty pero la expulsión no se la quitaba nadie.
Quedaban 17 minutos por delante y con los blanquiazules agazapados atrás, el Granada olía sangre. Pero ese empeño por el triunfo dejó desguarnecida la defensa. Fue cuando Juanmi, en un brutal pase de primeras en diagonal, encontró la carrera de Castillejo. El de Huelin rompió la cintura a Foulquier, se internó en el área y por ahí apareció Iturra para tapar el centro. Velasco Carballo pitó córner… pero 20 segundos después su auxiliar le dijo que nones, que penalty por mano del chileno. Antunes no iba a desaprovechar el regalo para establecer el definitivo 2-1.
Segunda victoria blanquiazul de la temporada, que pone fin a una racha de cinco encuentros sin ganar, y que deja el nerviosismo en casa del Granada, que acumula tres derrotas consecutivas.
