@SuarezRMarca | El tiempo cura las heridas, las cicatrices se cierran, pero en ocasiones, cuando el daño fue tan profundo y tan cruel, algún vestigio de dolor aparece. Un lustro después de aquella maldita noche del 9 de abril, el Málaga vive el peor momento de la década, a punto de descender a Segunda división. Y se puede decir que todo comenzó aquella velada en Dortmund, donde se pasó del éxtasis con el gol de Eliseu a apenas diez minutos del final a la desesperación más absoluta cuando Reus y Santana dieron la vuelta al marcador por la gracia -maldita- y obra de un escocés con silbato en la boca y apartamento en la Costa del Sol, Craig Thomson.
Desde aquel adiós que indignó a la Europa futbolística, todo ha ido a peor para la entidad de La Rosaleda. Por aquel entonces, la UEFA ya había sancionado al club con un año fuera de las competiciones continentales por sus repetidos incumplimientos económicos. Ni el posterior recurso al TAS sirvió para remediar una situación que precipitó los acontecimientos.
Manuel Pellegrini, el auténtico bastión y pegamento de aquel equipo, fue obligado a marcharse pues no podían permitirse un sueldo que, en cantidades brutas, suponía más de 10 millones de euros para el Málaga. Y con él se fueron Isco, Joaquín, Toulalan, Baptista y Demichelis, entre otros. Antes, ya habían sido traspasados Cazorla -en pretemporada- y Monreal -en enero- para poder pagar al resto de compañeros, a Hacienda, a otros clubes e incluso a floristerías de la Alameda Principal. Fue el principio del fin.
AQUEL ONCE DEL MÁLAGA
Nadie queda ya de aquella gloriosa temporada de Champions. El Málaga, aquella noche, formó con los siguientes once jugadores: Willy Caballero; Jesús Gámez, Sergio Sánchez, Demichelis, Antunes; Camacho, Toulalan; Joaquín, Isco, Duda; Baptista. Eliseu, Santa Cruz y Portillo fueron los tres futbolistas que entraron en la segunda mitad de refresco.