Compartir esta publicación
@SuarezRMarca | Vicente Casado ya es historia en el Málaga. Han sido cuatro años -tres como director general- de una gestión parecida a las sensaciones que se tienen en una montaña rusa, con subidones y bajadas, con decisiones que salvaron al club, y con otras más polémicas que ayudaron a descapitalizarlo y a perder potencial deportivo.
En el aspecto más positivo es innegable reconocer que sus excelentes relaciones con la LFP y con la RFEF salvaron al Málaga de un descenso seguro y, por tanto, de una más que posible desaparición por impagos. Hubo momentos en los que esa relación permitió ampliar plazos ya agotados para hacer frente a las deudas. La primera vez, con la venta de Santi Cazorla. La promesa de traspasar al internacional, su palabra, le valió a Tebas para no ejecutar la orden de descenso. Con el dinero obtenido dos días después del plazo se salvó una situación que fue dramática.
Hubo hasta dos ocasiones más a lo largo de estos años en los que el Málaga estuvo en una situación idéntica. La última ocurrió el año pasado cuando la LFP y la AFE adelantaron dinero al club para poder pagar a los jugadores y a sus agentes y retirar así la amenaza de denuncias que volvían a teñir de negro el futuro.
En el aspecto más negativo se encuentran decisiones mal explicadas en tiempo y forma y que, aunque pudieran estar justificadas por la falta de inversión del jeque, significaron una enorme pérdida de calidad deportiva y, por consiguiente, una descapitalización de la sociedad. El vender los derechos de futbolistas a un fondo de inversión, y a un precio menor al valor de mercado de esos jugadores, hizo que el Málaga pudiera disponer de liquidez inmediata, pero también dejó sin recursos a la entidad. El prestamista se forró, pero el club hizo bueno aquello de "pan para hoy y hambre para mañana".
Por supuesto, y aunque no fuera su culpa sino del dueño, se encuentra dentro de su período de gestión la sanción de la UEFA al Málaga por incumplir el fair play financiero. El recurso ante el TAS preparado por su equipo no sirvió para nada y el club se quedó sin jugar en Europa la temporada de después de la Champions.
Tampoco nadie entendió que Casado hiciera una campaña contra el jeque este verano para que vendiera el club, asegurando que estaba en manos de Al Thani "permitir crecer al club o seguir sufriendo" y, en cuanto el propietario decidió no vender, rectificar para señalar que con el jeque se iba a hacer un gran proyecto.
Luces y sombras en la gestión del que hasta ayer había sido director general del Málaga y que ahora empezará una lucha contra la familia Al Thani para cobrar una indemnización millonaria, algo que el dueño y sus hijos no están dispuestos a acometer.
Vicente Casado