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Porque la cantera emociona, porque es siempre la opción más barata, porque refuerza la conexión del club con su afición. Existen tantos motivos para confiar ciegamente en la cantera que resulta inexplicable lo que cuesta en el futbol profesional que se mire, sin ningún atisbo de dudas, hacia las categorías inferiores y se le de la oportunidad a esos jóvenes talentos que existen en todos los equipos. Y es que cuando analizas los ejemplos más representativos de canteranos que han llegado a la élite, tan sólo unos pocos han alcanzado su sueño por una demostración de confianza de los directores deportivos o de sus entrenadores. La situación más repetida es que sean la última alternativa a la hora de paliar las consecuencias que deja una terrible plaga de lesiones, la falta de presupuesto o alguna sanción o limitación que impida o dificulte la contratación de un jugador externo.
Cómo aficionado medio, desconocedor por completo de lo que se cuece entre las bambalinas de la gestión deportiva y económica de un club de futbol profesional, se me escapa a la comprensión, que pueda resultar más rentable contratar a un jugador libre o de otro club; que mínimo te exija pagar una compensación económica al club de origen, más la prima de fichaje y que necesite para alcanzar su nivel óptimo, un mínimo de partidos que en la mayoría de los casos nadie le da, porque ni la grada, ni el staff técnico, ni el mismo club tiene la paciencia necesaria para esperar tal adaptación.
La gente que me conoce siempre dice que tengo una alta concepción de la cantera, que los chicos no son tan buenos, me recuerdan nombres de chicos que yo había pronosticado una carrera exitosa y deambulan en el mejor de los casos por los campos de Segunda B. En estos caso siempre contraataco hablando de mi experiencia. Mi carrera profesional se gestó porque con 20 años alguien tuvo a bien darle la oportunidad a un chico de 20 años sin formación específica y le enseñó una profesión. Todas las aventuras profesionales que he vivido hasta la fecha, he sido gratamente acompañado por personas que lo único que necesitaban en la vida era una oportunidad que aprovechar.
Por qué no pensar que el futbol es una metáfora de la vida y los canteranos sólo necesitan tener esa oportunidad para llegar y asentarse. Por qué no soñar con qué los 3 o 4 partidos que se le dan a un jugador que proviene de una liga menor para poder evaluar su nivel, no se los das a Deco y te rinde igual o mejor y el único gasto que has incurrido es en su formación, que siempre será menor que un traspaso. Soñemos pues que algún día alguien vea la cantera como el futuro y le dé la importancia que merece.