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La Vuelta 2026 ya está definida y su relato va del lujo de Mónaco a la solemnidad eterna de la Alhambra. Un recorrido con aroma mediterráneo que, del 22 de agosto al 13 de septiembre, exigirá lo máximo a los corredores y promete una edición para la memoria. Serán más de 58.000 metros de desnivel positivo, la cifra más alta jamás registrada en la historia de la carrera, según destacó Carlos de Andrés. El menú es contundente: dos contrarrelojes, siete etapas de alta montaña, cuatro de media montaña y ocho jornadas llanas o quebradas. Un diseño sin concesiones que sitúa a La Vuelta 26 entre las más duras de los últimos años.
La presentación tuvo lugar en el Casino de Mónaco, con el Príncipe Alberto II como anfitrión, y dejó una imagen potente: Granada será el escenario de la llegada final. Por primera vez, la ronda española coronará a su campeón en la Alhambra, un enclave único que se suma a la nómina de metas históricas que han cerrado la carrera. “El recorrido tiene identidad de principio a fin”, explicó Javier Guillén. “Nace en el Mediterráneo y muere en uno de los lugares más icónicos de nuestro país”. Francia volverá a ser territorio de paso en los primeros compases, con oportunidades para los velocistas en Manosque y una exigente llegada en Font-Romeu antes de poner rumbo a Andorra.
El principado será decisivo desde muy temprano. En apenas 104 kilómetros, el pelotón afrontará Port d’Envalira, Beixalis, Coll d’Ordino y La Comella, una concentración de dureza poco habitual. “La montaña entra en escena desde el primer momento”, advirtió Fernando Escartín.
La Vuelta pasará por Vélez-Málaga
Ya en España, el trazado combina puertos clásicos con novedades que invitan al espectáculo. Valdelinares, Aitana, Calar Alto, La Pandera o Peñas Blancas regresan, junto al estreno del Collado del Alguacil, con rampas cercanas al 20%. La penúltima etapa, en Sierra Nevada, promete ser decisiva con un doble paso por Hazallanas antes del desenlace definitivo en Granada.
No todo será alta montaña. La Vuelta también buscará variantes: sterrato en Castellón, con 3,5 kilómetros de tierra en El Bartolo, y terreno para especialistas contra el crono, con una contrarreloj inaugural de 9 kilómetros en Mónaco y otra larga, de 32,5, entre El Puerto de Santa María y Jerez.