Compartir esta publicación
La experiencia en la vida da para muchas cosas. Aunque soy de la opinión de que cada día se aprende algo nuevo y si pierdes esa voluntad cada vez se envejece más, entiendo que es importante adquirir los conocimientos necesarios para ver las cosas con perspectivas. En el momento justo en el que Juande Ramos dimitió ante la falta de un presidente de verdad, o alguien con mando en plaza en el club para revestirlo de autoridad ante la plantilla, estaba escrito que llegarían más problemas que soluciones al Málaga.
Si a ello unimos que se dejó ir a un entrenador con la experiencia del manchego para colocar a uno sin ninguna experiencia real y se ha dejado al núcleo duro del vestuario y a determinados futbolistas campar a sus anchas, el resultado de la ecuación era del todo previsible: un desastre.
Al Gato Marcelo Romero le viene grande este equipo y la delegación de sus funciones en determinados futbolistas está terminando por destruir las pocas bases que el conjunto tenía hasta hace pocas jornadas. El equipo, plagado de jugadores más próximos a la jubilación que a seguir jugando en activo, está muerto y descosido por los cuatro costados. Los experimentos de Marcelo Romero no funcionan y darle a Duda -o lo coge él solito- el timón de este equipo resulta temerario.
Empeñarse en colocar a Santos por la bandera derecha es perder un jugador muy valioso en otras zonas del ataque. Que juegue Chory Castro sin estar para hacerlo y forzar a Sandro a hacer lo propio lesionado es un error del técnico de consecuencias imprevisibles. Que la defensa siga siendo una feria y que el equipo juegue en casa igual que fuera de La Rosaleda es un pecado capital. Que Francesc Arnau se haya gastado más de 20 millones de euros y que solo uno de los fichajes -Sandro- esté resultando bien es de traca.
Pero, sobre todo, lo más preocupante es la falta de intensidad del equipo durante todo el partido.
MEMORIA. COMPROMISO Y FE, SOBRE TODO ESTO ÚLTIMO.