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Francesc Arnau, uno de los peores directores deportivos que han pasado por el Málaga, fue destituido por uno de los peores presidentes de la entidad de Martiricos que yo recuerdo, Abdullah Bin Nasser Al Thani. Sus gestiones, inversiones y negociaciones han supuesto un auténtico descalabro económico y deportivo para el club de la capital de la Costa del Sol.
El discípulo de Manel Casanova, q.e.p.d., no ha estado a la altura de las circunstancias ni imponiendo su autoridad ni en los aciertos en sus decisiones. Pero, por suerte o por desgracia, ya es pasado en el Málaga CF e incidir en sus graves errores no ayudará a avanzar en el futuro.
El otro gran protagonista del desastre del club costasoleño esta temporada es, por el momento, su máximo accionista, Abdullah Bin Nasser Al Thani. El presidente blanquiazul y varios de sus "consejeros" en las redes sociales, más aquellos que obedecen en el club sin pestañear sus órdenes o las de sus hijos, son los responsables directos de haber confeccionado esta ruina para el Málaga CF.
Por lo que le toca a la redacción que tengo el placer de dirigir y a mí mismo tenemos la conciencia tranquila. Llevamos años denunciando lo que hace el presidente catarí y su familia en la sociedad anónima deportiva blanquiazul y lo que está ocurriendo ahora es la consecuencia de los actos anteriores.
La descapitalización del Málaga CF mientras Al Thani y su séquito viven a cuerpo de Rey a costa del club solo podía acabar de este modo. Un mínimo de 36 millones de euros ya se han volatilizado en sueldos, gastos, dietas y otras cosas peores en las últimas tres temporadas, mientras no se reduce la deuda ni un céntimo desde que se echó a Vicente Casado. Algunos quieren culpar a Míchel del desastre deportivo pero es inútil hacerse trampas con el solitario. Hay lo que hay y no es suficiente para lograr la permanencia.
Ahora sólo queda seguir trabajando y llegar al mercado de invierno con el mayor número de puntos posibles. Ayer, hasta Míchel se equivocó en uno de los cambios, pero los milagros son en Lourdes. Los culpables están claros y ahora se deben buscar soluciones antes de que sea tarde.
Míchel no lo es, pero si no tenemos cuatro puntos o más cuando el Real Club Celta de Vigo abandone La Rosaleda en dos semanas se deberá buscar un revulsivo para el banquillo. A poder ser uno que haga milagros.
¡Memoria, Compromiso y Fe!, sobre todo esto último.