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Cuando pasen los años, ahora nobleza y discreción obligan, se deberá explicar la ayuda que en un momento crucial de la reciente historia del Málaga CF, Judith Price Beckett supuso para la entidad malacitana. La esposa y compañera inseparable de mi buen amìgo Manolo Toledo, un malaguista como la copa de un pino, nos dejó esta mañana después de luchar durante años contra un cáncer de mama.
Luchadora incansable, hizo del saber estar y el cuidado al cliente más exigente en el mundo hotelero su profesión. Una recaída de su enfermedad nos deja para siempre sin su sonrisa y buen humor permanentes y, de paso, sin una mujer extraordinaria. Manolo Toledo y Judith, concienzados como estaban con ayudar al prójimo, han colaborado siempre con entidades benéficas en la lucha contra el cáncer, así como con aquellas asociaciones o actividades benéficas que ayudan a los malagueños.
Judith fue la artífice de encauzar desde el Reino Unido la oferta de compra del Málaga CF del famoso grupo anglosajón que quería convertir al club blanquiazul en uno de los grandes de Europa. Aquellos días en secreto, cuando nadie sabía nada al respecto, pudieron ser cruciales para el malaguismo. Por desgracia, una vez más, los actuales propietarios no estuvieron a la altura que el club malacitano se merece.
Mi amigo Manolo pierde a una compañera inigualable. Málaga y la Costa del Sol, a una británica malagueñizada y embajadora incomparable de nuestra ciudad y de nuestras costumbres. Cuando mañana le digamos un último adiós, con el deseo de que sea un hasta luego, en el cementerio internacional de Benalmádena, todos nos quedaremos con el deseo de vivir y disfrutar como lo hizo Judith.
Al filo de la una de la tarde, sus enseñanzas quedarán como ejemplo y Manolo y su familia se convertirán desde ese momento en herederos de un legado de vida inconmensurable.
¡Descanse en Paz!, nuestra buena amiga Judith.