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No es sencillo explicar las razones pero ayer en La Rosaleda había en el ambiente la sensación de que se podía ganar al Villarreal. Se deseaba por parte de todo el malaguismo lograr los tres puntos para dedicarle la victoria al ex jugador malacitano y ex galeno del club Nacho Pérez Frías.
Nacho nos dejaba la noche del Viernes Santo cuando la Málaga semanasantera se despedía de los sagrados titulares que procesionaban ese último día de la Pasión antes de la Pascua de la Resurrección.
La grada malaguista supo reconocer ayer con un emotivo y respetuoso minuto de silencio la profesionalidad que siempre tuvo como futbolista. Y la que demostró como médico del club y, posteriormente, su caballerosidad para irse sin hacer ruido cuando los dirigentes de la entidad malaguista prescindieron de forma equivocada de sus servicios.
Así que cuando Chory Castro materializó el penalty que Asenjo cometió sobre Rolan, todos brindaron el gol al cielo para ir juntos a abrazarse con Juan Carlos Pérez Frías, hermano de Nacho y actual médico del primer equipo. Este gol cerró el partido porque un Málaga más motivado que nunca resultó infranqueable para un espeso Villarreal. Dio la impresión de que el colista casi descendido era el conjunto de Calleja y no el de José González.
El técnico gaditano firmó su primera victoria desde que está al frente de los costasoleños. No parece claro que vaya a servir de mucho, aunque jugando así, al menos, caso de producirse el descenso, se producirá con cierto decoro.
Nacho (q.e.p.d.) quedará para siempre en el recuerdo del malaguismo y este día, Pascua de la Resurrección de Jesús, en una fecha que rompió la peor racha del Málaga CF en LaLiga.
¡Memoria, Compromiso y Fe!, sobre todo esto último.