Cuando un árbitro penoso, vergonzoso, chulesco, lamentable, nada ecuánime, contemporizador con el cuadro local y más rápido con las tarjetas amarillas y rojas que Búfalo Bill -demostración de su nulo control del partido- quiere ser el protagonista de un partido, siempre hay un perjudicado. En esta ocasión, el gran damnificado fue el líder de la Liga 123, un Málaga CF que…