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Nada más y nada menos que cuatro temporadas han tenido que pasar para que un proyecto presidido y liderado por Eduardo García, presidente del CB Málaga, regresase a la elite del baloncesto español. Bien está lo que bien acaba y la apuesta del máximo mandatario del club ha salido a pedir de boca en el campeonato que está cerca de finalizar.
Con la contundente victoria (79-60) frente al Herbalife Gran Canaria los malagueños regresan al lugar del que nunca debieron salir, como mínimo ser cuartos de la Liga ACB. Pero yo sería tremendamente injusto si no valorase la enorme dificultad de lo logrado por Joan Plaza y sus jugadores. El entrenador catalán, con la inestimable ayuda de Carlos Jiménez en la dirección deportiva del club -teóricamente ayudando al que realmente ostenta el cargo, Manolo Rubia-, han obrado este milagro.
Plaza llegó a un club que era un gigante con los pies de barro y ha sido capaz, pese a las lesiones de algunos de sus elementos más importantes y el bajo rendimiento de alguno que otro, de devolver a la afición y a la entidad la ilusión por el baloncesto y la autoestima perdida.
Al tiempo, hay que reconocer que Eduardo García ha acertado de pleno en la elección del entrenador y su equipo, por lo que espero que de ahora en adelante tome nota de todo lo bueno que ha sido capaz de desarrollar desde su despacho y lo eleve al exponente ocho para que este club pueda aspirar de nuevo a un título, o al menos, a pelear por ello.
No quiero olvidarme de Braulio Medel, presidente de la entidad financiera Unicaja. El paso dado ayer por sus chicos, su entrenador y su presidente es un «REGALO« con letras de oro teniendo en cuenta la injusticia por la que está pasando en estos momentos. Ahora, casi sin tiempo para pensar en nada más, llegan las semifinales contra el Real Madrid, otro regalo para la afición y para el equipo. Ojalá que se pueda dar la sorpresa y, en cualquier caso, mi más sincera felicitación por la temporada. ¡¡¡SÍ, SI, SÍ, NOS VAMOS A MADRID!!!