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Tiempo habrá para la reflexión, los cambios generacionales, analizar dónde han estado los errores y si el innegable estilo que tantas alegrías nos ha dado ha de ser cambiado. Pero esta triste noche para España debe de invitarnos, fundamentalmente, a la reflexión y al agradecimiento a los componentes de la selección, a los que están y a aquellos que ya dejaron de ser convocados pero fueron igual de campeones.
Desde el estilo de juego instaurado por el fallecido Luis Aragonés, el Sabio de Hortaleza, hasta las mejoras aplicadas por Vicente Del Bosque, actual seleccionador, la Roja nos ha obsequiado con dos Eurocopas y un Mundial.
Jamás hubiésemos soñado con que nuestra selección podría ganar tres títulos de enjundia, y hacerlo con un fútbol unido a un estilo de juego que asombraría al mundo. Desgraciadamente, como todo en la vida, los ciclos terminan y el de España, además, iba unido irremisiblemente al estado de forma de los jugadores del Barcelona. Cuando Pep Guardiola dejó el club catalán el principio del fin para la selección estaba escrito.
Sin embargo, todo esto no es óbice para destacar todo lo realizado por este grupo en los últimos ocho años. Cuando pase el tiempo sólo recordaremos el gol Fernando Torres en la Eurocopa de Austria, el golazo de Iniesta para la consecución del Mundial en Sudáfrica, o la goleada a Italia en la final de la última Eurocopa. Generaciones enteras no han visto ganar nada a España en décadas y en menos de una lo hemos bordado.
Hoy hay que darle las gracias a este grupo y a la Real Federación Española de Fútbol por los recientes éxitos y, entre todos, volver a trabajar para que lleguen de nuevo lo antes posible. Yo, por mi parte, seguiré diciendo aquello de ¡AÚPA ESPAÑA!