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Torremolinos ha celebrado la primera edición de los Premios Solidarios Ciudad de Torremolinos, dedicados a la inclusión. Estos premios nacen para reconocer los valores de las personas, entidades y colectivos del municipio que destaquen por su humanidad, su capacidad de cuidar a los demás, defender derechos o detectar necesidades, siendo un ejemplo para el resto de la sociedad.
La celebración de esta primera edición coincide, además, con el primer aniversario del edificio de Desarrollo Comunitario Isabel Manoja, que en sólo un año se ha consolidado como un motor de cohesión social, un punto de encuentro y participación para la ciudadanía.
“Esta iniciativa nace con la idea de reconocer, de ensalzar, la labor del tejido asociativo, del conocido como tercer sector. Esa red tejida con la voluntad y la solidaridad de muchas personas que regalan su tiempo, su talento y sus capacidades a los demás para que nadie se quede atrás. Precisamente eso es lo que queremos reconocer con este premio, de la mano del Área de Bienestar Social del Ayuntamiento, que conoce mejor que nadie la labor de asociaciones y voluntarios en muy diferentes facetas. Todas ellas indispensables en la prestación de servicios básicos de una sociedad que quiere y necesita cuidarse a sí misma”, ha explicado la alcaldesa, Margarita del Cid.
“Siempre solemos decir que gracias al tercer sector hacemos cosas y llegamos a lugares a los que una administración pública por sí no podría llegar. Y es absolutamente cierto. Pero también lo es el hecho de que, por contar con ese apoyo, no debemos dejar de reforzar nuestro compromiso como administraciones. Por eso, en la acción de este equipo de gobierno tenemos muy presente que Torremolinos tiene que seguir avanzando como una ciudad cada vez más inclusiva y comprometida”, ha declarado Del Cid.
El Premio Solidario Ciudad de Torremolinos en la categoría de Entidad ha recaído en el Grupo Social ONCE, poniendo en valor la labor de esta organización en su lucha por lograr la independencia, autonomía, seguridad, trabajo, dignidad, de los más de 400 afiliados que hay en el municipio.
“Desde que llegó a Torremolinos en 1989 ha trabajado de forma incansable en tantos aspectos, todos ellos fundamentales. El fomento de la educación, el apoyo psicológico y social, la rehabilitación visual, el acceso al empleo, el impulso a la tecnología, la cultura y el deporte como elementos de inclusión”, ha señalado la regidora.
El premio en categoría Individual ha sido para Sara Sánchez, una joven escritora de Torremolinos, cuya sensibilidad y capacidad de superación, pese a las dificultades de salud a las que ha tenido que hacer frente, son un ejemplo para todas las personas que superan obstáculos en su vida. Sara cuenta ya con dos novelas ‘Amor prohibido’ y ‘Una vida a tu lado’, historias que no sólo hablan de sentimientos, sino también de su capacidad de sanar escribiendo.
En su intervención, la alcaldesa también ha tenido palabras para la propia autora: “Querida Sara, eres un orgullo para todos nosotros. Y no se me ocurre mejor persona para recibir este galardón, para que en ediciones futuras pueda seguir creciendo con tu entusiasmo y tu fuerza”.
Los asistentes al acto han podido disfrutar de la actuación musical a cargo de Ana Gómez, estudiante de Artes Escénicas que también es una gran deportista y ha sido subcampeona de Judo para personas ciegas.
Tras finalizar el acto se ha ofrecido a los asistentes un cóctel que ha estado amenizado por el pianista, violonchelista y compositor, Manuel López, conocido como ‘el pianista de la mano izquierda’, otro ejemplo de superación ya que tuvo que enfrentarse a la distonía focal que lo alejó de la música durante años.
El corazón del premio
El galardón que acompaña este reconocimiento -un corazón creado por el artista Jesús Coronil- pretende ser mucho más que una figura decorativa: una metáfora precisa y bella del espíritu de estos premios.
Un corazón metálico, lleno de engranajes, tornillos, ruedas y pequeñas piezas que se ensamblan entre sí, representando la esencia misma de la solidaridad. Un conjunto de elementos que, al moverse juntos, generan un impulso común, al igual que las personas y entidades reconocidas.
En definitiva, los engranajes simbolizan que ninguna acción solidaria existe en aislamiento.