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@JuanjeFernandez || El mes de octubre ha volado y aunque las temperaturas siguen siendo veraniegas, el Málaga encamina sus pasos hacia un invierno decisivo. Mientras el equipo malaguista sigue pendiente de un hilo, su presidente continúa en ‘paradero desconocido’. Al-Thani no da señales de vida más allá de su cuenta en Twitter. Un ‘RT’ por allí, una queja al alcalde por allá y un único comentario acertado en meses, el del pésame por el fallecimiento de Manuel Milanés, socio número uno del equipo de Martiricos.
Son muchos los frentes que el presidente catarí tiene abiertos y pocos los que piensa solucionar de inmediato. La presión del alcalde buscando la tercera vía, la APA con sus querellas y mensajes a la embajada catarí, el litigio con BlueBay, el plan de viabilidad que LaLiga sigue esperando ver en marcha y la construcción de La Academia todavía paralizada casi un año después del comienzo de las obras. Son solo algunos de los asuntos que el máximo accionista tiene que resolver si no quiere seguir ahondando en sus problemas, aquellos que le han llevado de ser una de las personas más queridas en la historia del club, a en la actualidad, ser el personaje más odiado en la Costa del Sol.
Lo que más aprieta al presidente es el futuro inmediato. Para Al-Thani y sus abogados el juicio con BlueBay no es un problema. Varios recursos después, el presidente ha demostrado que no tiene intención ninguna de dar su brazo a torcer. Es el plan de viabilidad lo que debería tener en tensión tanto a él como a un Richard Shaheen que tampoco dice nada en claro. Es imposible saber qué actitud tomará el dueño el club blanquiazul, pero sí parece claro que esta situación que atraviesa no va a cambiar de la noche a la mañana. Odiado por la afición y acorralado por las instituciones gubernamentales y deportivas.