Fue el fichaje más mediático de la Segunda División en verano. Shinji Okazaki llegaba al Málaga después de ser campeón con el Leicester en la Premier League. Un currículum que le otorgaba esa estrella como calificativo a su aterrizaje a la Costa del Sol. Málaga y Okazaki, Okazaki y Málaga, con la afición blanquiazul como intermediario, escribieron una historia de amor que se convirtió en drama en escasas semanas.
Los boquerones, después de una pésima gestión del director deportivo anterior y de Al-Thani, no pudieron inscribir en LaLiga al nipón por su elevada ficha. Antes de ello incluso se elaboró una canción a favor de su persona que recorrió el país a modo de hit veraniego, tanto que los propios compañeros coreaban el “Okazaki, Okazaki”. Se sentía y se sintió como en casa. Por ello, y aunque solo había transcurrido un mes y medio desde su incorporación, el japonés se quiso despedir con una carta a la afición que tanto cariño le había mostrado. “No me arrepiento de nada, ya que el tiempo que he pasado con vosotros no lo olvidaré nunca. Si algún día tengo la oportunidad de jugar en el Málaga CF no lo dudaré”, rezaba uno de los párrafos.
Este domingo La Rosaleda y la hinchada blanquiazul se iban a reencontrar, por fin en partido oficial, con su amor del verano, pero parece que el destino quiere separar los caminos de ambos. Esta vez el culpable de que Okazaki no disfrute de la afición malacitana es el Coronavirus. Las dos próximas jornadas serán a puerta cerrada, por lo que el Málaga-Huesca se jugará sin la caldera que lleva siendo la Bombonera en este último mes.
Amar con intensidad y sin frenos a veces es perjudicial, sobre todo cuando los planetas se alinean para que este cariño sea imposible. Pisará el nipón La Rosaleda por primera vez en partido oficial, aunque tendrá que hacerlo sin el calor de la que fue su casa.
