Hubo que esperar hasta la jornada 39 para encontrar la salvación. A partir de ahí y con los 50 puntos en el bolsillo, al conjunto de Martiricos le esperaba una recta final contra equipos que se jugaban su futuro para el próximo curso. Finalmente, y en unas jornadas para el olvido, el Málaga absuelve a todos sus rivales y se convierte en un mero espectador.
El primer escollo en el camino fue el Girona. El conjunto catalán llegaba en una racha meteórica, encaminado a alcanzar los puestos de playoffs. Por su parte, el Málaga buscaba aguar su fiesta, y esa fue la actitud de inicio. En un partido en el que los boquerones comenzaban ahogando a un Girona pasivo, entraron en juego los juicios arbitrales de Moreno Aragón. Así, se arruinaron los mejores minutos del conjunto de Pellicer en el tramo final de temporada.
Así, el Málaga encaraba los siguientes partidos con bajas tanto por lesiones como por sanciones. El siguiente en el menú era el Leganés, que también buscaba asegurar los playoffs, y que nuevamente consiguió rascar los tres puntos en Butarque. Un Málaga mermado, con escasez de fichas profesionales y necesitado de las acciones de Juan Soriano, intentó aguantar para acabar muriendo en la orilla.
0 de 6 puntos posibles para el equipo dirigido por Sergio Pellicer desde que consiguiera la salvación matemática. Pudiendo ser verdugo de varios equipos de los que todavía tenían por lo que competir, finalmente acabó convirtiéndose en un invitado a sus respectivas fiestas.
Este fin de semana espera el Castellón, que aunque podría haber tenido algo por lo que luchar, se ha convertido en uno de los clubes matemáticamente descendidos. Por ello, el Málaga volverá a jugar un encuentro en el que lo único importante es el puesto final en la clasificación con el objetivo de buscar más ingresos de cara a la próxima temporada.
